Institución del rock catalán

La Dharma celebra 50 años con dos libros, un disco, un documental, un macroconcierto y una plaza a su nombre

El grupo inaugurará el 1 de abril la plaza de Josep i Esteve Fortuny, en el barrio de Sants, y conmemorará el aniversario de su formación el día 22 en el Palau Sant Jordi, junto a invitados como Albert Pla, Quimi Portet y Maria del Mar Bonet

Jordi Bianciotto

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Sus cinco décadas de trayectoria hacen de la Companyia Elèctrica Dharma un caso singular en la escena, motivo de fastos que ya han comenzado a cobrar forma: dos libros, uno de carácter biográfico y otro de cómic, abren el que podemos etiquetar como ‘año Dharma’, celebración que incluirá un disco con material histórico inédito, un documental, el macroconcierto del Palau Sant Jordi (22 de abril) y, por si fuera poco, una plaza que les dedicará su querido barrio de Sants.

Hablamos de un grupo cuyas raíces se sitúan en los albores de la escena layetana fraguada en torno a la sala Zeleste allá por el año 1973, mezclando las guitarras eléctricas con el saxo tenor y el rock con el jazz, la cobla y diversas formas de música popular. Una ‘troupe’ que “se ha tenido que reinventar dos veces”, hace notar Joan Fortuny en referencia a los golpes sufridos por las muertes de dos de sus hermanos, Esteve (1986) y Josep (2013), y que ha operado siempre “sin demasiados egos, con un sentimiento colectivo heredero del espíritu de las comunas”, apunta Maria Fortuny, la más joven de la saga.

Metro Mercat Nou

Este clan contará, el 1 de abril, con una plaza propia en el nomenclátor barcelonés, la de Josep i Esteve Fortuny. “Situada enfrente de la salida del metro Mercat Nou, en la zona por donde siempre nos hemos movido”, indica Lluís Fortuny, confirmando una iniciativa que viene de los tiempos en que falleció Esteve y que se había reactivado últimamente con la recogida de firmas. A esta plaza se añadirá otra dentro de algunos años en un espacio adjunto pendiente de urbanización, con el nombre de Companyia Elèctrica Dharma, fruto de una propuesta “aprobada en un pleno del ayuntamiento con el voto de todos los grupos municipales, extrañamente”, se sorprende Lluís Fortuny. El recuerdo a ambos hermanos acompaña siempre al grupo, hace notar Joan Fortuny. “Somos seis, pero cuando subimos al escenario, somos ocho”.

A los seguidores de la Dharma se les acumula la faena, porque ahí está ese libro contundente, ’50 Anys’, donde el grupo repasa su historia con abundante material fotográfico inédito y largos artículos a cargo de autores cercanos: figuras que les siguieron en sus inicios, caso de Àngel Casas (un texto póstumo), Jordi Sierra i Fabra y los hermanos García-Pelayo, así como Màrius Serra, Joan-Lluís Lluís, Matthew Tree, Pep Blay, Núria Cadenes y Elisenda Soriguera. Volumen editado por Comanegra, al igual que ‘Dharma. Roc guitar’, que cuenta la peripecia del grupo en una minuciosa historieta con la firma de Copons & Fortuny.

Grabaciones exhumadas

En paralelo, se anuncia un disco, ‘Cançons arraconades’ (31 de marzo), acopio de piezas inéditas conservadas tal cual, con sus eventuales imperfecciones. “Hay, por ejemplo, cuatro temas de Esteve en un ‘cuatro pistas’, que le muestran grabando solo en casa con su guitarra”, ilustra Lluís. “Hemos primado el valor histórico y sentimental”. Y está en proceso un documental sobre la Dharma, con la vista puesta en su estreno en otoño, en el festival In-Edit, y un posterior pase en TV3.

Luego tenemos el aquelarre con el que pondrán el pórtico a la Diada del 23 de abril. En su vigilia, el 22, conmemorarán su 50º cumpleaños en el Palau Sant Jordi arropados por un largo elenco de invitados, con nombres como Albert Pla, Quimi Portet, Maria del Mar Bonet, Sopa de Cabra, Mònica Humet, Gossos, Celtas Cortos, Magalí Sare, The Tyets, Joan Reig… Y músicos de cobla, y ‘timbalers’. “No queremos demostrar nada, sino disfrutar de una fiesta, porque este medio siglo se lo merece”, razona Joan Fortuny.

¿Acaso enfilando la senda de la despedida? “No sabemos cuánta Dharma queda, pero este puede ser nuestro último concierto grande”, aventura Lluís. La atalaya para un grupo cuya original propuesta fue calificada en otros tiempos como sardana-rock, fusión-rock, rock con raíces… Como desliza el guitarrista Pep Rius, lo suyo es más sencillo que todo esto: “si el rock es una actitud, lo nuestro es punk, porque dedicarte a subir a los escenarios es de una vocación suicida”.

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