Crónica musical
Un brillante Pablo Rus encandila con Stravinsky
El maestro valenciano triunfa en el podio de la OBC con un exigente programa dentro del Festival Emergents

El maestro valenciano triunfa en el podio de la OBC con un exigente programa dentro del Festival Emergents. /
El fin de semana la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) se unió a las actividades del Festival Emergents del Auditori que concentra en cuatro días más de una docena de actuaciones, incluyendo un maratón de música de cámara de más de 12 horas. La OBC contó con dos jóvenes solistas que se alternaron en los conciertos del viernes y del sábado, el pianista de Kazajistán Alim Beisembayev y la violista madrileña Cristina Cordero, ambos bajo la batuta del también joven maestro valenciano Pablo Rus Broseta, dueño de una meteórica carrera internacional y que debutó con la orquesta catalana en julio de 2020. Savia nueva para un repertorio poco prodigado.
En todo caso, era un clásico del siglo XX como Ígor Stravinsky el invitado estrella de ambas veladas, de quien se programaron ‘Le chant du rossignol’ (‘El canto del ruiseñor’, 1917) –un poema sinfónico que es una ‘suite’ de su primera ópera, ‘El ruiseñor’ (1914)– y otra ‘suite’, la del famoso ballet ‘L’oiseau de feu’ (‘El pájaro de fuego’, 1909-1910; versión de 1919). Pablo Rus tenía entre manos una auténtica prueba de fuego al enfrentarse a ambas obras, de formato mastodóntico, soberbias de colores e instrumentación, de métrica inestable y arquitectura plagada de filigranas, saliendo airoso de esta crucial aventura al llevar a la OBC por un camino de brillante corrección y equilibrio.
Lirismo en la intimidad
Y si el sábado Cristina Cordero se anunciaba como solista de ‘Der Schwanendreher’ ('El asador de cisnes', 1936) de Paul Hindemith, el viernes era Alim Beisembayev quien se ponía ante el piano para revisar la compleja ‘Rapsodia sobre un tema de Paganini para piano y orquesta, Op. 43’ (1934) de Serguéi Rajmáninov, obra que tiene las dimensiones de un concierto para piano pero que se estructura en 24 variaciones seguidas. El joven pianista conoce muy bien la obra, un juego de deformaciones del tema original de Paganini, ya que le permitió ganar el Concurso de Leeds; su dominio técnico es evidente, dejando espacio también para el lirismo en los momentos más íntimos, encontrando en la OBC un adecuado compañero de viaje
Noticias relacionadasAntes había abierto el programa el estreno local de una pieza del compositor danés Hans Abrahamsen, ‘Nacht und Trompeten’ (‘Noche y trompetas’, 1981), dedicada al gran Hans Werner Henze; concebida para gran orquesta – incluye hasta cuatro gongs, además de piano –, polirrítmica y por tanto de muy difícil ejecución, en su discurso se incluyen citas de lo más variadas y en ella Rus nuevamente impresionó por su poder de concertación. El maestro se movió sin problemas por un programa difícil y alejado de tópicos, siempre eficaz y claro en el gesto; aparentemente consiguió además una buena química con el solista y el conjunto. Un muy buen fichaje que, es de esperar, pueda debutar en un concierto de temporada.
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