La caja de resonancia

Rosalía reina en “lo mejor del año” también en casa

La cantante encabeza también las listas de lo mejor de 2022 en la prensa española, en línea con la internacional, contradiciendo el estigma de los triunfadores que no son profetas en su tierra. Y la coincidencia se produce en un momento en que se elaboran más rankings de esos que nunca.

Rosalía en  Santiago (Chile).

Rosalía en Santiago (Chile). / EFE/Alberto Valdes

Jordi Bianciotto

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El estigma de no ser profeta en tu tierra flota en nuestro imaginario desde tiempos remotos, y es un ejemplo ilustrativo el caso de Julio Iglesias, el cantante español de música popular que más ha descollado a escala global y que se ha visto largamente ridiculizado en casa. ¿Una inercia en proceso de revisión? Así lo sugieren los parabienes dispensados a Rosalía en los resúmenes de lo mejor del año elaborados por la prensa española.

Si semanas atrás veíamos como ‘Motomami’ encabezaba rankings de los medios estadounidenses y europeos, fijémonos ahora en las publicaciones más cercanas. No se desvían de esa línea. Entre las especializadas, el tercer trabajo de Rosalía Vila Tobella señorea como mejor disco del año en ‘Rockdelux’, ‘Mondo Sonoro’, ‘Enderrock’, ‘Muzikalia’, ‘Jenesaispop’, ‘Mussica’ y ‘Crazyminds’.

Como el lector quizá recuerde, ‘Motomami’ coronó hace días el ranking de este diario, recogiendo los votos de la sección de Cultura. Y bien, resulta ser igualmente el mejor disco del año para el ‘Ara’, mientras que ocupa la segunda plaza en ‘El Mundo’ y se sitúa en la alta selección (no numerada) de ‘El País’, ‘La Vanguardia’ y ‘The Objective’. Álbum del año también en ‘Esquire’ y en ‘El Nacional’, y posiciones algo más bajas, sin salir del ‘top 15’, en ‘Binaural’, ‘Efeeme’ y ‘Altafidelidad’. Ningunean a Rosalía ‘Hipersonica’ y ‘Dodmagazine’.

Hubo un tiempo en que las listas de lo mejor del año eran objeto de brotes acusatorios: fomentan la competitividad en la música, refunfuñaban desde ciertas bancadas, establecen jerarquías en una expresión tan pura como el arte, obedecen a intereses industriales. Pero, bien, desde que la opinión se ha universalizado a través de la Red, hay más rankings de esos que nunca. No solo los siguen publicando los medios tradicionales; también los nativos digitales e incluso muchos apasionados de la música en sus perfiles de Facebook o Twitter.

El resultado está ahí, en ese alud de listados de linaje variopinto, este año más coincidente de lo habitual. Nada impedirá, desde luego, el debate acalorado, ni las invectivas de los odiadores y los profesionales en llevar la contraria. Malo, cuando las listas son todas muy distintas (“no te puedes fiar, cada medio va a su bola”); malo, cuando la crítica coincide (“se mueve por consignas gremiales”). Malo, cuando el artista es reconocido fuera (“porque no lo conocen de verdad”); malo, si concentra elogios aquí (“chauvinismo provinciano”). Y por eso nos divertimos tanto confeccionándolas todos los años.