Crítica de música

La Orquesta Da Camera triunfa con Schoenberg en el Palau

La temporada de Ibercamera se inauguró en el Palau de la Música con el pianista Dezsö Ránki como solista

La Orquesta Da Camera, con Dezsö Ránki, en la inauguración de Ibercamera en el Palau

La Orquesta Da Camera, con Dezsö Ránki, en la inauguración de Ibercamera en el Palau / Mario Wurzburger / Ibercamera 2022

Pablo Meléndez-Haddad

Pablo Meléndez-Haddad

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La temporada de Ibercamera, la decana de la programación musical barcelonesa, escogió para el arranque de su temporada un programa que atravesaba tres períodos de la historia de la música, desde el Barroco al siglo XX. Para ello contó con la Orquesta Da Camera, conformada por una veintena de músicos, algunos de ellos pertenecientes a destacados grupos de cámara del país.

Dezsö Ránki actuó como solista en el ‘Concierto para clavecín Nº. 1, en Re menor, BWV 1052’ de Bach, en transcripción para piano, demostrando dominio estilístico y capacidad de concertación. En todo caso, pareció contenerse en los 'tempi' del primer movimiento quizás para no provocar estragos en el 'ripieno', ya que en los cambios de velocidad todo se emborronaba. Lo mejor llego en un bien dialogado movimiento final, en el que el virtuosismo de la digitación de Ránki se unió a ciertos acentos ‘romanticoides’ propios del piano moderno. A pesar de no tratarse de una interpretación memorable, los aplausos del público consiguieron un bis de propina.

Antes de Bach, el conjunto ofreció la ‘Sinfonía para cuerdas Nº 13, en do menor, ‘Sinfoniesatz’’ o, simplemente, 'Movimiento sinfónico' de Mendelssohn, obra de juventud que mira al padre Bach en su estructura, un esbozo experimental y última pieza de una serie de 13 concebidas para orquesta de cuerdas que le sirvió al conjunto para entrar en calor, aunque evidentemente faltaron ensayos y cohesión, sobre todo en momentos de la fuga.

Despidió la velada una auténtica prueba de fuego, la impresionante ‘Noche transfigurada, Op. 4’ de Schoenberg, obra maestra postromántica que muestra los comienzos de un compositor que se transformaría en fundamental tras el giro en su ideario estético desde su posición de liderazgo en la Segunda Escuela de Viena. Con su cuestionamiento de la tonalidad, Schoenberg rompe definitivamente con el pasado, instaurando una nueva era. Pero su ‘Noche transfigurada’, de espíritu programático e inspirada en un poema de alto contenido sexual, todavía mantiene a la línea melódica como eje vertebrador de su arrebatador lirismo, cargado de dramatismo y belleza. La densidad del tejido orquestal se puso de manifiesto en esta versión, con la Orquesta a años luz del desempeño exhibido en la primera parte, imponiendo emoción y una acción de conjunto consolidada. Gran actuación la de Vera Martínez (también concertando) y de Jonathan Brow en sus decisivas frases.