BIENNAL DEL PENSAMENT DE BARCELONA

Andréi Kurkov: "Los oligarcas rusos sienten que están perdiendo la guerra porque tienen sus cuentas congeladas"

Directo de la escalada de tensión entre Rusia y Ucrania

El autor, uno de los más respetados de la letras ucranianas, visita Barcelona como embajador oficioso de su país en guerra

Andrei Kurkov

Andrei Kurkov / Jordi Cotrina

Elena Hevia

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Andréi Kurkov (San Petersburgo, 1961) era el hombre más divertido en el lugar menos gracioso, la ciudad de Kiev, el 24 de febrero de 2022. El día en que Putin declaró la guerra a Ucrania, el escritor ucraniano de expresión rusa que cultiva el humor como nadie y uno de los más leídos de su país, se dio cuenta de que en el dietario que estaba llevando se concentraba una posible explicación a este conflicto sin argumentos. Lo cuenta en ‘Diario de una invasión’, un libro a pie de obra, que Debate publicará el 4 de noviembre. Mientras tanto, para abrir boca acaba de salir 'Abejas grises' (Alfaguara), una sátira sobre el conflicto del 2014. Desde aquel día del pasado febrero, Kurkov, no ha parado, viajando por Europa como embajador cultural de su país. Este miércoles ha participado en la Biennal del Pensament de Barcelona. 

¿Se puede seguir teniendo el sentido del humor intacto en Ucrania en un momento como este? 

El humor es una medicina muy potente. Un mecanismo de protección estupendo cuando las personas nos ponemos pesimistas, deprimidas, estresadas y adoptamos una postura fatalista. Inclusive en las circunstancias más difíciles, en primera línea de batalla, los soldados suelen inventar bromas y las postean en Facebook. Yo desarrollé mi sentido del humor en la URSS como mecanismo de subsistencia. Hoy el sentido del humor es importante porque permite que la historia más pesimista acabe bien porque nos da esperanzas. 

¿Quiere decir que si no nos podemos reír, abandonamos la lucha y nos resignamos? 

Algo así. Le voy a poner un ejemplo. Cuando se derrumbó la URSS y en los cines ucranianos empezaron a proyectarse películas americanas de terror la gente en las plateas se partían de risa, porque aquello era nada comparado con los campos de concentración, las deportaciones masivas y las hambrunas. 

Los rusos tienen una mentalidad colectiva, mientras que los ucranianos somos más individualistas y anárquicos

¿El humor forma parte del ADN ucraniano? Pienso en Gógol que es el escritor más cómico en lengua rusa aunque fuera ucraniano. 

Sí, Gogol aportó la risa a la literatura rusa. Diría que los rusos tienen una mentalidad colectiva, mientras que los ucranianos somos más individualistas y anárquicos. Siempre están dispuestos a defender su opinión y quieren que se les escuche. Mientras que a los rusos les va más esconderse, son unos fatalistas. 

Tienen que aprender a reírse. 

(Ríe) Tienen que aprender muchas más cosas que el sentido del humor. No se arreglaría con una simple educación. Necesitan una reeducación, casi un renacimiento. Tienen que percibir sus mentes contaminadas por la idea de que son los mejores y los más morales. Por eso no entienden que los ucranianos les consideremos a la vez horrorosos y divertidos. Y lo digo yo que tengo origen ruso. 

La guerra le ha convertido en un embajador en Europa de la causa ucraniana. ¿No es una carga demasiado pesada? 

Es mi obligación. Esta es mi trinchera. Dejé de escribir una novela y empecé a publicar artículos y ensayos para contarles a los europeos todo lo que desconocen de esta guerra. 

Europa no comprende que esta guerra va contra la cultura y la identidad ucranianas en una contienda que se remonta a 400 años atrás

¿Como qué? 

Para empezar que Rusia y Ucrania no son lo mismo. Porque en el fondo, en Europa no entienden demasiado bien las causas de base de esta guerra. No comprenden que esta guerra va contra la cultura y la identidad ucranianas en una contienda, a veces cultural y otras veces física, que se remonta a 400 años atrás, a tiempos del Pedro el Grande, que decretó que se prohibieran la publicación de libros religiosos en ucraniano.

Ha tenido compromisos sin parar en Alemania, Reino Unido, Francia, Holanda y ahora aquí. ¿Volverá a vivir Kiev?  

Hace cuatro días estuve un par de días en la Ucrania occidental con mi mujer. Mi hija volvió a Kiev hace dos meses y mi hijo menor no ha salido de allí. Estoy en contacto con ellos a diario, hablo con mis amigos. Uno de ellos perdió el piso anteayer por las explosiones, se le cayó el techo. Yo soy el único ucraniano de la familia, mi mujer es británica y mis hijos también lo son, pero se han implicado en la causa como voluntarios. 

Usted nació en la antigua URSS, escribe en ruso y evidentemente es ucraniano. ¿Cómo se vive esa identidad más bien fluida que comparten millones de compatriotas suyos? 

Digamos que la identidad la construye la historia, la lengua y la cultura. En Ucrania la cosa es más complicada porque el país aglutina numerosas minorías. Hay un escritor ucraniano en lengua rusa Volodímir Rafeienko que recibió dos premios literarios importantes en Rusia antes del 2014, pero tuvo que evacuar a su familia dos veces, primero en Donetsk y después en Bucha, a causa de los ataques rusos. Después de que le destruyeran la casa, juró que no escribiría jamás una palabra en este idioma.

Para mí el idioma ruso solo es un medio pero creo que no dejaría de escribir en ese idioma aunque me destruyeran la casa

¿Y usted como rusoparlamente qué se plantea? 

Para mí el idioma ruso solo es un medio pero creo que no dejaría de escribir en ese idioma aunque me destruyeran la casa. Hoy, incluso los judíos hablan ruso. Los rusoparlantes no somos una minoría étnica, es un fenómeno histórico y social, pero nos ha conformado. Necesito tiempo para pensar en ello. De momento he decidido no publicar mis libros en ruso hasta que acabe la guerra y ver qué ocurre después. Quizá mis libros solo puedan estar disponibles en traducciones porque el odio hacia lo ruso, incluido el idioma, seguirá siendo muy fuerte. 

Parece que la guerra también puede llevar a Ucrania a posiciones extremadamente nacionalistas que antes no existían.

Es verdad. De momento no hay un partido nacionalista potente en el parlamento pero el debate se está volviendo muy extremo. Facebook está lleno de comentarios de los soldados sobre la guerra lingüística, que antes era inexistente. Ucrania siempre había sido un país muy tolerante. Existe el peligro de una radicalización de la sociedad. La literatura ucraniana es hoy mucho más militante y radical. Si la sociedad no vuelve a un estado normal unos meses después de la guerra creo que tendría que haber interferencias políticas para aminorar esas emociones y acelerar la rehabilitación de la sociedad. 

A Zelenski desde Occidente solo se le percibe en su figura de héroe, que lo es, pero no sabemos mucho más de él, salvo que fue un cómico televisivo. 

Yo no voté a Zelenski, no me fiaba de él. Era un político que tenía el apoyo de uno de los oligarcas que han hecho mucho mal al país, propietario de una de las principales cadenas de televisión y de otros medios de comunicación. La formación política que fundó Zelenski es prácticamente un partido on-line. Pero desde que estalló la guerra ha respondido muy bien, aunque sea más popular fuera de Ucrania que dentro. ¿Qué ocurrirá cuando acabe la guerra? Ahí Zelenski tendrá que ser muy cuidadoso porque el país no tendrá ya el mismo estilo de vida político. 

El próximo mes de noviembre se publicará aquí su ‘Diario de una invasión’.

No era muy consciente de lo que hacía mientras lo escribía pero en ese libro puede percibirse la atmósfera en la que nos encontrabámos los ucranianos. Habíamos oído decir a Putin que Ucrania no existía, que todos éramos rusos, y luego más recientemente, le oímos decir que Ucrania no debería existir. Veíamos la televisión rusa que hablaba de destruir ciudades y nosotros nos reíamos: ¿Cómo nos van a bombardear en pleno siglo XXI? Pero para los rusos que se criaron leyendo literatura bélica, creyendo que la segunda guerra mundial la ganaron ellos exclusivamente, esto no era motivo de risa. 

Putin ha perdido ya. El quería que la guerra durase tres días y de momento dura ocho meses

Da la impresión de que esta contienda está muy personalizada. ¿Acabado Putin terminaría la guerra?

Putin ha perdido ya. El quería que la guerra durase tres días y de momento dura ocho meses. Existe una guerra interna en el Kremlin sobre quién va a asumir el poder después de Putin y algunos oligarcas rusos y los servicios secretos rusos ya lo ven medio muerto. Hay varios grupos que se van a enfrentar por el poder: los generales del ejército, los servicios secretos, los oligarcas. Estos últimos sienten que están perdiendo la guerra porque tienen sus cuentas en los bancos extranjeros congeladas y no están muy contentos. Habrá que ver quien va a ser capaz de encontrar una salida. 

Si Putin intenta apretar el botón nuclear, hay un 80% de probabilidades de que le detengan o no cumplan la orden.

Eso si un Putin, enloquecido, no decide pulsar el botón nuclear. ¿O solo alardea? 

Hay entre un 15 y un 20 % de probabilidades de que utilice armamento nuclear táctico, pero en una guerra nuclear nunca hay ganadores. También incidiría en la situación en el frente que se extiende unos 200 kilómetros, y podría arrasar, ecológicamene hablando, la Federación Rusa. Además si intenta apretar el botón, hay un 80% de probabilidades de que le detengan o no cumplan la orden. Y una cosa más: las armas nucleares rusas son muy viejas. No hay que olvidar que un 30 % de los misiles rusos terminan cayendo en el propio territorio, matando ciudadanos rusos. 

Con su historial de pobreza y corrupción es capaz de imaginar un futuro para Ucrania, superada la guerra

Lo que espero es que las nuevas generaciones de ucranianos hagan lo que sus mayores no pudieron hacer. 

Y por último, una pregunta fundamental. ¿Se siguen contando chistes en Ucrania durante los bombardeos? 

Por supuesto. Le preguntan a un soldado ucraniano: ¿Estás preparado para el fin del mundo nuclear? Sí, lo estoy y también tengo planes para los seis meses posteriores. 

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