Obituario

Muere Irene Papas, la Electra del cine

Fallece a los 96 años la actriz griega que se hizo popular con ‘Zorba el griego’, protagonizó tragedias clásicas e intervino en ‘Z’ de Costa-Gavras.

Irene Papas

Irene Papas / CLAUDIO ONORATI / EFE

Quim Casas

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En unos días trágicos para el mundo de la cultura, tras los fallecimientos de Javier Marías, Alain Tanner, William Klein y Jean-Luc Godard, la actriz griega Irene Papas se suma a la lista de pérdidas de este final de verano. Nacida el 3 de septiembre de 1926, acababa de cumplir los 96 años, aunque llevaba retirada de los escenarios y las pantallas desde mediados del 2000. Fallecida este miércoles en una localidad cerca de Corinto, padecía alzhéimer. Su último trabajo fue junto a Catherine Deneuve, Stefania Sandrelli y John Malkovich en el filme de Manoel de Oliveira ‘Una película hablada’ (2003), aunque al año siguiente realizó su única tentativa como directora, ‘Ecuba-Il film’.

Sus inicios en el teatro ateniense la catapultaron como actriz de tragedias clásicas como ‘Medea’, ‘Electra’ y ‘Las troyanas’. En el cine comenzó protagonizando filmes populares en Italia a las órdenes de Raffaello Matarazzo, Riccardo Freda, Steno y Mario Monicelli. Cumplía bien con cierta noción de fotogenia mediterránea que se estilaba entonces. Por eso fue un tanto sorprendente que diera el salto a Hollywood en 1956 para interpretar junto a James Cagney el wéstern ‘La ley de la horca’, de Robert Wise. Cinco años después ya formaba parte del reparto internacional de ‘Los cañones de Navarone’, una característica producción bélica en la que participaron Gregory Peck, David Niven y Richard Harris.

Durante los años 60 combinó el concurso en producciones anglosajonas de estas características con la interpretación de versiones cinematográficas de las tragedias griegas en las que se había fogueado en el escenario, caso de ‘Antígona’ (1961) de Yorgos Javellas y ‘Electra’ (1962) de Mihalis Kakogiannis, esta con música de Mikis Theodorakis.

Con ambos, director y compositor, repitió en la que sería su primera película de resonancia internacional, ‘Zorba el griego’ (1964), en torno a las relaciones entre un escritor inglés que toma posesión de una casa en Grecia y el vitalista Zorba encarnado por Anthony Quinn.

Entre Hollywood y Grecia

Papas se benefició del éxito mundial de esta película, pero supo mantener cierta armonía entre la atracción de Hollywood –con su participación en ‘Mafia’ (1968) y ‘Ana de los mil días’ (1969)– y sus raíces en la tradición de la tragedia clásica, lo que le llevó a protagonizar una versión de ‘Las troyanas’ (1971), de nuevo con sus estimados Kakogiannis y Thedorakis. Entre medio intervino en una de las películas que definen el cine político de aquellos años, ‘Z’ (1969) de Costa-Gavras, otra de las cotas álgidas de su trayectoria siempre comprometida.

Se convirtió en actriz habitual de un cierto cine de denuncia que bascularía entre la Italia de Francesco Rosi –‘Cristo se paró en Éboli’ (1979), ‘Crónica de una muerte anunciada’ (1987)– y Elio Petri –‘A cada uno lo suyo’ (1967)– y la cinematografía libanesa del realizador Moustapha Akkad, para quien interpretó ‘Mahoma, el mensajero de Dios’ (1977) y ‘El león del desierto’ (1980), ambas coprotagonizadas con Anthony Quinn.

A partir de ‘Party’ (1996) fue presencia recurrente en el cine del portugués Manoel de Oliveira, y esa fue una de las características del último tramo de su carrera, trabajar en países distintos con cineastas de lo más diverso. Por ejemplo, su intervención en ‘La mandolina del capitán Corelli’ (2001), en la que su personaje contemplaba la historia de amor en una isla griega entre Nicolas Cage y Penélope Cruz, y su trabajo en ‘Yerma’ (1998), la adaptación de la obra de Lorca realizada en España por Pilar Távora.

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