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Ottessa Moshfegh, escritora: "Exageran cuando dicen que mi literatura da un poco de asco"

La autora que agitó la ficción con 'Mi año de descanso y relajación' publica nueva novela, 'Lapvona', que saldrá en castellano en 2023

Ottessa Moshfegh

Ottessa Moshfegh / Jake Belcher

Elena Hevia

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Ottessa Moshfegh acaba de volver de una agitada gira promocional de su última novela, 'Lapvona', todavía no traducida aquí, que la ha paseado por todas las casillas del tablero estadounidense. Dice estar encantada por el esfuerzo pero a la vez tenía ganas de llegar a su casa californiana para reencontrarse con sus perros, aunque el único animal que aproxima sus curiosos bigotes a la pantalla del ordenador –la entrevista se hace por videoconferencia– sea su gato. Está tratando de dormir todo lo que pueda, no un año de descanso y relajación, como propugna la heroína de su novela. Tendrá que conformarse con un par de días.   

Se dijo que con 'Mi año de descanso y relajación' estaba tomándole el pulso a una sociedad norteamericana cada vez más neurotizada y depresiva. ¿Lo siente así?

Si escribo sobre algo es porque quiero entenderlo. Cuando vivía en Nueva York me interesó mucho la vida del Upper East Side, la zona de Manhattan sofisticada y de moda, donde vive la protagonista. Y si captaba mi interés es porque yo no conectaba en absoluto con aquella cultura. Veía a aquellas personas que entraban y salían de aquellas casas y quería saber cómo eran ellos sin enjuiciarlos. Así que empecé a imaginarme a mí misma como alguien muy distinto a mí, esa mujer que decide pasarse un año en la cama, pero a la vez filtrarlo a través de mi propia sensibilidad.

¿Descansar durante un año, dejar la vida en suspenso, diría que es hoy una fantasía muy potente, especialmente para aquellas mujeres enfrentadas a las multitareas profesionales y de cuidados?

La gente está muy cansada, sí. ¿En España todavía se sigue durmiendo la siesta?

Cada vez podemos hacerlo menos.

Es verdad, todos hemos perdido el arte del ocio. Yo misma no me permito no estar haciendo algo todo el tiempo y eso no es nada bueno porque me aplico una gran presión que me genera una terrible ansiedad ligada a la imposibilidad de relajarme. Mi gran fantasía es darme el permiso de no hacer nada.

"Mi gran fantasía es darme el permiso de no hacer nada"

Además, de escribir novelas y excelentes cuentos, también ha destacado como periodista, su último trabajo en este sentido fue entrevistar a Brad Pitt, de quien logró declaraciones muy alejadas de los guiones preestablecidos que suelen manejar las estrellas de cine.

Me encanta que me preguntes por Brad Pitt, nadie lo ha hecho. No creo que todo el mérito de aquella entrevista fuera todo mío porque el señor Pitt es un interlocutor muy bueno y con mucha curiosidad por las cosas. Nos dimos cuenta de que teníamos muchos intereses comunes en nuestros respectivos procesos creativos: la filosofía de vida, nuestra relación con la espiritualidad, la poesía y el arte. Yo no quería hacerle preguntas impertinentes y creo que conectamos más allá de las cosas superficiales.

Pero a menudo esa intimidad forma parte del proceso creativo. ¿Cuántas veces le han preguntando si los personajes problemáticos de sus historias beben directamente de su carácter?

Hay un poquito de mí en todos y cada uno de mis personajes porque de otra manera no sería capaz de comprenderlos. Y al mismo tiempo poco tienen que ver conmigo.

"Fui una niña muy tímida, apenas hablaba y, sin embargo, era muy observadora. Y sigo siéndolo"

¿Cómo se entiende eso?

Fui una niña muy tímida, apenas hablaba y, sin embargo, era muy observadora. Y sigo siéndolo. Me he acostumbrado a ver a la gente como arquetipos individuales. Por consiguiente creo que hay una cantidad infinita de personajes que para mí son como superpersonajes, de la misma manera que existen los superhéroes. Lo que hago es enfatizar aspectos de su personalidad, sus pensamientos, las decisiones que toman y hago versiones extremas. No es que no me gusten las sutilezas lo que no me gustan son los personajes poco interesantes.

Gracias a ello consigue desasosegar al lector con esa mirada grotesca y despiadada.

Muchas gracias [ríe]. Creo que el desasosiego es más interesante que la tranquilidad. Es algo que vemos continuamente en los periódicos o en Netflix. La gente se lanza a lo que es más raro e inquietante. Creo que los críticos y la prensa en general exageran cuando dicen que mi literatura da un poco de asco.

"El desasosiego es más interesante que la tranquilidad"

Un poco 'malrrollera' sí que es. No lo niegue.

MI objetivo es tratar de comunicar algo y normalmente nunca sé lo que necesito decir hasta que no lo escribo. Así que no me propongo asquear a la gente. Lo que no deseo es contribuir a la cultura de la mediocridad. Quiero que la literatura me genere retos, darme cuenta de que no entiendo el mundo en el que vivo y ver cómo puedo crecer en esa dirección.

¿Cree que las críticas que se le hacen como cultivadora de la crueldad se las dirigirían también a un hombre? Si esa mirada fuera masculina quizá no intranquilizaría tanto.

No lo sé. Creo que ser mujer en este momento de la historia atrae a muchos lectores, hombres y mujeres. Y es cierto que muchas de mis lectoras jóvenes no confiarían tanto en mí si yo fuera un hombre. Así que me encanta ser mujer, me encanta lo que escribo y me encanta que a la gente le importe. Me siento sumamente afortunada..

Entre los temas que aparecen en sus narraciones está la relación con el cuerpo y la relación conflictiva con la comida.

Claro. Yo misma he padecido anorexia. Ha sido una experiencia muy útil a la hora de escribir con conocimiento de causa sobre ello. Y eso los lectores lo perciben.

"He padecido anorexia. Ha sido una experiencia muy útil a la hora de escribir con conocimiento de causa"

¿Ser hija de una croata y una iraní y haber crecido con un sentimiento de no pertenencia a un lugar concreto ha acuñado su carácter?

Yo soy la primera persona de mi familia que nació en Estados Unidos. La primera generación siempre tiene una experiencia diferente. Me situé en un estado intermedio, entre tres culturas. Por una parte tenía acceso a la cultura estadounidense de una forma espontánea y normal pero a la vez darme cuenta de que Estados Unidos no es el único lugar del mundo me hizo aún más observadora.

Sus padres son músicos.

Mi madre toca la viola y mi padre es violinista. Ellos tuvieron que readaptarse a hablar el inglés estadounidense. Mi madre tiene un inglés británico muy bonito y mi padre vivió en Taiwán y Múnich. Se conocieron en Bélgica. Eso ha hecho que creciera oyendo un inglés con diferentes marchas, acentos y músicas peculiares.

La música de las palabras. ¿La profesión de sus padres ha influido en su manera de escribir?

Sí empecé a estudiar música a los dos años y ese aprendizaje me regaló el sentido de la disciplina a través de la repetición. Además el arte es una forma de acceder a algo divino, provoca conexiones entre las almas.

"El arte es una forma de acceder a algo divino. Yo soy creyente"

¿Divino? ¿Almas? ¿Es usted creyente?

Sí, lo soy.

¿Y eso cómo que refleja en sus libros con unos personajes tan nihilistas?

Yo no soy en absoluto nihilista pero me interesa la gente que no cree en nada porque es una fuente de tensión y de conflicto. Toda persona que haya experimentado la depresión entiende la filosofía del nihilismo. Es fácil ir por ese derrotero, me parece mucho más difícil creer en algo que vaya más allá de tu propia experiencia.

Acaba de aparecer en inglés su última novela, 'Lapvona', que posiblemente se traduzca el año próximo. Es una novela ¡medieval! Otessa no deja de sorprendernos.

Es una fábula medieval.

Al parecer uno de los personajes es un trasunto de Trump.

Sí, Trump era presidente cuando empecé este libro, que acabé durante el confinamiento. Así que imaginé al gobernador de ese lugar como un tipo ególatra y que se puede percibir una sátira del presidente.

¿Contaba con la semilla que dejó plantada Trump y que ahora ha crecido en forma de prohibición del aborto?

La forma en la que funciona el poder en Estados Unidos sigue anclada en la Edad Media. Ya no se trata de decidir si quieres tener un hijo o no, que también, sino que es una cuestión médica porque no se van a poder hacer abortos terapéuticos. Así que una mujer puede insertarse bolsas de silicona en el pecho pero no puede someterse a una cirugía que le va a salvar la vida. Aquí cabe enfurecerse o seguir observando a los seres humanos controlando a otros seres humanos en la forma más descabellada posible. Yo me debato entre ambas cosas.

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