Abre hasta el 23 de octubre

'Cine y moda', el último 'desfile' del simpar Jean Paul Gaultier llega a Barcelona

El 'enfant terrible' es el director artístico de la muestra de CaixaForum en la que se exhiben más de 70 'looks' icónicos, creados por él mismo y otros grandes diseñadores; todos han marcado la historia de la gran pantalla

Exposición dedicada a Jean Paul Gaultier en el Caixafòrum de Barcelona

Exposición dedicada a Jean Paul Gaultier en el Caixafòrum de Barcelona. /

Laura Estirado

Laura Estirado

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Cuesta atenerse al "enfoque sociológico más allá de la mitomanía" con el que, a priori, se ha concebido la exposición 'Cine y moda, por Jean Paul Gaultier', que este martes, y hasta el próximo 23 de octubre, abre sus puertas en el CaixaForum de Barcelona. Es difícil no empezar a salivar si se es amante de las películas y se siguen más o menos de cerca las tendencias en el vestir. ¿Cómo no extasiarse ante el traje de oficial caqui y con corbata que llevó la Dietrich, una de las primeras en usar y popularizar el uso de los pantalones entre las mujeres? ¿O ante el 'chanel' de Romy Schneider, el diseño negro que llevó Marilyn para la promoción de 'Eva al desnudo' o la chaqueta y pantalón futuristas que el propio Gaultier diseñó en 1996 para el vestuario de 'El quinto elemento' que Bruce Willis lució mucho antes de la maldita afasia que hoy le ha dejado mudo y lejos de las pantallas?

Con sus más de 100 de piezas de indumentaria que se muestran en 70 'looks', fragmentos de 90 películas y 125 representaciones gráficas (entre carteles, bocetos, fotogramas y fotos), entre originales y reproducciones, procedentes en su mayor parte de la prestigiosa colección de La Cinémathèque française, 'Cine y moda' quiere acercar al público el intercambio creativo que durante más de un siglo lleva produciéndose entre estas dos industrias. Ambas se han fortalecido con esta alianza, y han sabido reflejar y, a veces también anticipar, los cambios de la sociedad.

8 vestidos nuevos

El mismo Gaultier, conocido como el 'enfant terrible de la mode' por poner patas arriba el 'chic' parisino a principios de los 70, ha presentado este lunes en Barcelona la exposición que ha dirigido y co-comisariado, y que antes ya estuvo La Cinémathèque francesa y se pudo visitar también en el CaixaForum de Madrid. El público de la capital catalana podrá disfrutar, sin embargo, de un 'bonus track': ocho vestidos que no se han exhibido antes, como por ejemplo, un 'look' punkarra con plumas y cuero inspirado en 'Mad Max' -y aclaremos aquí que, en contra de la creencia popular, Gaultier jamás se encargó del vestuario de esta saga que empezó en 1979 con Mel Gibson-, el vestido que Rossy de Palma lució en el último desfile del diseñador que reinventó la camisa marinera y aireó los corsés y un diseño metálico de Balenciaga.

De negro riguroso, pero con un verbo intenso (en francés y castellano), atrevido y con grandes dosis de humor -el abecé de sus diseños-, Gaultier ha explicado que la muestra ahonda en el contexto de creación del vestuario para filmes y pone el acento en aspectos clave como el empoderamiento femenino, y su reflejo en la moda y en la filmografía del siglo XX. "La evolución en el cine también se ha reflejado en mi trabajo", ha explicado el creador que "nunca estudió en ninguna escuela de moda". Para él, "durante las últimas décadas la mujer se ha hecho más guerrera y los hombres cada vez se han sexualizado más". Ha habido un cruce de roles, "de la cortesana a la 'superwoman', y del macho al dandy", como resume un cartel de una de las cinco salas en las que se divide esta abigarrada muestra, a medio camino entre el autorretrato y la biografía. Es el último 'desfile' de Gaultier, a pesar de que hace un par de años puso fin a un legado de cinco décadas anunciando que no volvería a presentar colecciones en las pasarelas. Su marca de ropa y sus perfumes, en cambio, siguen viento en popa y con fantásticos resultados.

Germen y morriña del 'show'

Esta exposición viene a subsanar esa morriña por el espectáculo, por el 'show' que suponen los desfiles y que a Gaultier le cautivó siendo aún un imberbe. "Preparar un desfile es buscar a los modelos como quien busca intérpretes para un papel", sostiene. Él aprendió de la calle, de las revistas y de la gran pantalla, su escuela por antonomasia. Tenía 13 años cuando una película, 'Falbalas' (1945), le abrió los ojos: "Cuando la vi, pensé: 'quiero hacer esto'. Al ver los trajes, la iluminación y esas actrices... decidí que quería dedicarme a la moda", recuerda el creador de los vestuarios almodovarianos de 'Kika' o 'La piel que habito'.

Filme germinal

A la cinta germinal de la pasión de Gaultier está dedicada la primera parte del recorrido por el que ha de desfilar el visitante. Un espacio onírico, entre cortinajes translúcidos, donde se proyecta un fragmento del melodrama de Jacques Becker ambientado en el ajetreo de una casa de alta costura durante la posguerra. La misma sala entroniza uno de los mayores logros del diseñador: el corsé. Resulta que el encargado del vestuario de 'Falbalas' fue Marcel Rochas, uno de los primeros modistos en comprender que el cine podía servir de escaparate para sus creaciones. El diseñador se implicó tanto en la película que llegó incluso a guiar en sus gestos al actor principal. A Rochas también se le conoce por reinventar el corsé en 1945, recurso al que Jean Paul Gaultier acudió desde sus primeras colecciones 'prêt-à-porter' de principios de los 80.

Marcado por los corsés de su adorada abuela, el estilista sacó esta prenda del ámbito de la lencería y la colocó a la vista, en primer plano, y la convirtió en una de las piezas clave de su firma. Sobre todo cuando Madonna la explotó en su 'Blond Ambition Tour' de 1990. Y precisamente esa pieza es una de las joyas de la muestra.

Pero tras la revolución del corsé de Gaultier le sigue su gusto por la inversión de los roles de hombres y mujeres. Es en la segunda sala donde vemos cómo cambian los arquetipos (y los vestidos): del viril 'cowboy' John Wayne al hipersexualizado con camiseta sudorosa Marlon Brando en 'Un tranvía llamado deseo' (1951), de Elia Kazan; o de la ardiente y sofisticada Marilyn Monroe a la belleza salvaje con un punto rebelde y agresiva de Brigitte Bardot, en 'Y Dios creó a la mujer' (1971), de Roger Vadim.

Erotización del hombre

Una sala más allá, en 'Las transgresiones', se analiza otro de los fetiches de Gaultier: la introducción de prendas femeninas en la silueta masculina, así como la erotización del hombre, convirtiéndolo en un objeto sexual como durante siglos lo fueron las mujeres. El diseñador no solo ha roto con las normas de la decencia, también con las fronteras de género. Con humor también ha cuestionado el canon del 'buen gusto' mediante asociaciones de lo más atrevidas, echando a veces mano de tradiciones folclóricas. Aquí ocupa un lugar destacado el filme 'Querelle' (1982), de Rainer W. Fassbinder, y sus marineros de belleza fálica, que conectan directamente con la camiseta de rayas azules, otra de las prendas icónicas del que fuera alumno aventajado del maestro Pierre Cardin, para cuya casa empezó a trabajar de aprendiz a los 18 años. La que se exhibe en Barcelona muestra la espalda del hombre, tras una finísima blonda.

A los trajes de Grace Jones en 'Panorama para matar' (1985); Catherine Deneuve, en 'La sirena del Mississippi' (1969); Grace Kelly, en 'La ventana indiscreta' (1954); Sharon Stone, en 'Instinto básico' (1992); se suman los de 'Superman' que llevó Christopher Reeve, 'La máscara del Zorro' (1998), con Antonio Banderas, los calzones de 'Rocky', de Sylvester Stallone, y varios vestidos firmados por Coco Chanel, Pierre Cardin, Hubert de Givenchy, y una 'vitrina española' con obras maestras de Pertegaz, Balenciaga y Sybilla. Este último, un diseño negro magistral que a Gaultier le hubiera gustado crear él mismo, según ha confesado.

Pedro Almodóvar, Victoria Abril y Jean Paul Gaultier, en el plató de 'Kika', en 1993.

NACHO PINEDO

Homenaje español

Por último, 'Cine y moda' incluye en estas latitudes un guiño a los creadores españoles. No podía ser de otra forma para Gaultier, que de pequeño veraneaba con su familia en la costa del País Vasco, y que frecuentó el ambiente en el que se movía Pedro Almodóvar en los 80. "Soy un gran admirador de Almodóvar y de sus primeras películas, con esas mujeres fuertes y potentes, que me encantan. Lo conocí en las discotecas, porque él era un hombre de la noche de Madrid, y de París. Me dijo si quería encargarme del vestuario de 'Kika'", recuerda el creador. Tras esta colaboración de 1993 con el manchego, de la que la muestra incluye el 'look' de motera cibernética que gastaba Victoria Abril, vinieron dos más: 'La mala educación' (2004), de la que se expone el traje con adornos en forma de pezones y bello púbico que lució Gael García Bernal, y 'La piel que habito' (2010), en donde Gaultier fue el encargado de vestir como si fuera desnuda a Elena Anaya. La rúbrica de todo un provocador.

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