Duran Duran presume de sus éxitos de los 80 en el Cruïlla

Les tacharon de grupo de plástico y les auguraron un par de telediarios de vida, pero, 40 años después, Duran Duran pasea por los grandes escenarios como un clásico del pop. Ni siquiera hace falta invocar a los ‘new romantics’ o al synth-pop: Simon LeBon y compañía atesoran un buen número de tonadas universales, y a ellas se agarraron para atraer miradas y desatar la algarabía este viernes en la tercera (y penúltima) jornada del Cruïlla.

Cambios visibles en el perfil de público, con una media de edad en alza, se diría que hasta duplicando la del programa rapero-trapero del jueves. Aunque Duran Duran ha ido publicando discos en el siglo XXI, su concierto fue un viaje a los 80 en toda regla a partir del tema de arranque, el furioso ‘Wild boys’. El un día ídolo de jovencitas Simon LeBon, chaqueta blanca (que se quitó), en razonable forma a los 63, lució una potencia vocal desbocada, reforzado por dos coristas. En escena, la formación más icónica casi al completo (con la excepción del guitarrista Andy Taylor, evadido en 2006), reproduciendo en modo bastante reluciente su sonido característico, ese funk-pop de arreglos electrónicos y algún que otro pellizco de guitarra rockera.

El festival Cruïlla 2022, en imágenes

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La pista de James Bond

Los temas de su producción moderna, que fueron cayendo con cuentagotas (como los tres procedentes del disco ‘Future past’, que lanzaron el año pasado), mantuvieron el tipo, siempre en conveniente equilibrio con los números que todos querían escuchar: del ‘momento James Bond’ de ‘A view to kill’ (tema firmado con el ya desaparecido John Barry) al funk resultón de ‘Notorious’, con el toque a lo Chic imprimido en su día por Nile Rodgers.

La balada ‘Ordinary world’ sonó como ese tema bonito pero anodino, que tanto podría ser de Duran Duran como de cualquier otro grupo, si bien hay que recordar que reanimó su carrera en 1993. Más carácter tuvo la traca final a base de ‘Planet Earth’, su primer ‘single’, con el bajo de John Taylor marcando estilo, enlazado con ‘The reflex’, ‘Careless memories’ y un ‘Girls on film’ fundido humorísticamente con ese tema de Calvin Harris llamado ‘Acceptable in the 80s’, ironizando con los modos y costumbres de otra era. La guinda la puso ‘Rio’, el tema con el que un día suspiraron por la (finalmente consumada) conquista de América.

De México a Catalunya

De los trofeos pop ‘anglo’ a los de nuestra escena, los suministrados por Elefantes y Delafé y Las Flores Azules. Aunque Shuarma, cantante de los primeros, nos dio un toque recordándonos que esa banda dispone de una dimensión internacional. “Tenemos más público en México que en Catalunya”, hizo notar sin provocar protestas sino gritos de apoyo. “Es raro, pero sucede”, añadió. En el Fòrum, su pop de esbeltas melodías y fondo dramático reservó momentos de hondura (‘Duele’, con el cantante sentado al teclado) y algunos estribillos coreables (‘Azul’, ‘Volvió la luz’, ‘Mis sueños’), y la banda se anotó el mérito de hacer cantar al público del Cruïlla un clásico de Perales, ese que dice “te quiero, te quiero, eres el centro de mi corazón”.

Más o menos al mismo tiempo, los reunificados Delafé y Las Flores Azules revivían aquella receta basada en combinar los rapeados de él (Òscar d’Aniello) y las dulces melodías de ella (Helena Miquel). El ‘revival’ de la primera década del siglo XXI ya es posible, y ahí estuvieron para ilustrarlo estampas como la melancólica ‘Enero en la playa’, camino a un celebrado clímax a golpe de ‘La fuerza’ y ‘Mar el poder del mar’, con el eslogan de “esto no se para, esto no se para” repetido hasta el fundido final. Otro vértice de la jornada más pop de este Cruïlla, en contraste con la fiesta latina presagiada para este sábado con Juan Luis Guerra y Rubén Blades. 

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