Cita musical en el Fòrum

Residente impone la fiesta y la denuncia en el Cruïlla 2022

El rapero puertorriqueño arrasó con sus temas propios y sus adaptaciones de Calle 13, fundiendo una latinidad frondosa con los modernos lenguajes urbanos, en la segunda jornada del festival, que acogió también una demoledora actuación de la banda rockera mexicana Molotov 

Actuació de Residente en el Festival Cruïlla.

Actuació de Residente en el Festival Cruïlla. / ELISENDA PONS

Jordi Bianciotto

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Apuesta simbólica, la del Cruïlla, al decirnos que la música urbana latina, incluyendo un género que tantas ampollas levanta como el reguetón, puede representar lo contrario de lo que le imputan: compromiso social, fondo poético y concienzudos pliegues sónicos. Todo ello fácilmente adjudicable a René Pérez Joglar, Residente, el que fuera integrante del influyente grupo puertorriqueño Calle 13, punto de anclaje de la latinidad moderna, que se marcó un concierto arrollador, este jueves, en la segunda jornada del festival.

Banda amplia y sobresaliente, con instrumental eléctrico, batería y percusiones latinas, y la primera en la frente: Residente abrió con esa furiosa ‘BZRP music sessions #49’ que hace unos meses encendió la polémica con sus rimas teóricamente dirigidas a J Balvin, calificado de “más falso que un hot-dog sin kétchup ni pan”. Enlazando el tema con ‘Esto lo hago pa divertirme’, el mensaje de libre y jocoso albedrío quedó claro. La máquina no paró, y siguió un ‘medley’ con asaltos a temas de Calle 13 como ‘Chulin culin chunfly’ y ‘Atrévete-te-te’.

Celebrar la vida

En realidad, el repertorio de Calle 13 marcó la pauta, conectando al acto con el público y situando al grupo como referente que no ha perdido gancho, sino todo lo contrario. Fue un concierto de latinidad exultante, con fiesta y denuncia, apelando tanto al reguetón como a otros géneros populares: de la ‘Cumbia de los aburridos’ a ese ácido ‘Baile de los pobres’ con cenefas árabes. El propio Residente capturó el momento cuando tomó la palabra: “Estamos celebrando la vida, todos juntos de nuevo”, exclamó, camino de números seleccionados para reventar el Fòrum, como ‘La vuelta al mundo’ y ‘Latinoamérica’.

El otro peso pesado del día, Molotov, representó la pervivencia del rock como lenguaje agitador, sin concesiones y presto a la sátira sociopolítica. Demoledora argamasa de guitarras, bajo y batería, pasándote por encima como un autobús. Los mexicanos atacaron con ‘Rock me Amadeus’, de Falco, volcaron sus vestigios de ‘nu metal’, con ‘grooves’ pesados, en temas ricos en líricas rabiosas, de títulos tan ilustrativos como ‘Chinga a tu madre’ o ‘Parásito’. Crónica social ‘hardcore’, acusatoria con causa, a propósito de la endémica corrupción de su país en ‘Gimme tha power’, apuntando sin rodeos a la policía, que “te está extorsionando” y “vive de lo que tú estás pagando”. Pero que no cunda el desánimo. “Si nos pintan como unos huevones, no lo somos, ¡Viva México!”.

Actuación de Molotov en el Festival Cruïlla

Actuación de Molotov en el Festival Cruïlla 2022 / ELISENDA PONS

Lejos del confinamiento

Antes de estos reclamos internacionales irrumpió Stay Homas, quizá el grupo que más motivos tiene para estar eternamente agradecido a la pandemia. Pero estos vecinos de la barcelonesa calle Balmes han superado el estigma covid, y convenientemente enchufados, sacaron partido de un repertorio que no deja de ampliarse con nuevos números (el reciente ‘here2play’, que abrió la actuación) y que pasa con todo desparpajo de la trama brasileña al reggae, y de ahí al funk o a la armonía doo-wop.

Fueron acogidos si fueran de la familia, y de ese modo recibieron todos a dos invitados: su majestad Rubén Blades en ‘Es por ti’ (“ara ja em puc morir”, afirmó Guillem Boltó) y nuestra Judit Neddermann en el lánguido canto del confinamiento ‘Gotta be patient’. Mientras, la carpa del escenario ‘Four Roses’ quedaba desbordada por los fans de la argentina Miss Bolivia, de modo que el festival tuvo que abrir una esplanada adjunta para que pudieran seguir el concierto. ‘Set’ con pistas programadas, bailarinas y antojos de cumbia en temas como ‘Cagón’, dardo dirigido a un muchacho con limitado sentido del compromiso: “sé que te gusto y que todo esto te aterra”.

Y conectando con la pista ‘world music’ que dio alas al viejo Cruïlla de Cultures (preludio del actual festival), la Balkan Paradise Orquestra, nutrida formación femenina barcelonesa (10 integrantes) basada en los metales, sacudió el parque por la tarde con su propuesta energética, fundiendo ecos del este (se creó bajo el influjo de la rumana Fanfare Ciocarlia) y citas a la tradición catalana (‘La masovera’). Invocaciones circenses y un amago de ‘Seven nation army’, de The White Stripes, agitando un Cruïlla que afronta a partir de este viernes el grueso de su programa.

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