Crítica de cine

'Nosotros no nos mataremos con pistolas': otro retrato generacional

La directora María Ripoll adapta la obra de teatro de Víctor Sánchez Rodríguez en la que un grupo de amigos se reencuentra, celebra y, al mismo tiempo, recuerda el pasado.

Fotograma de 'Nosotros no nos mataremos con pistolas', de María RIpoll

Fotograma de 'Nosotros no nos mataremos con pistolas', de María RIpoll / EPC

Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

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María Ripoll conoce a la perfección las reglas de la comedia dramática generacional, un género que lleva practicando desde su ópera prima 'Lluvia en los zapatos'. Da igual que los tiempos hayan cambiado, que de la Generación X se haya pasado a la Y o a la Z. Puede que cada una haya tenido sus particularidades, pero en todas late el sentimiento de desconcierto y desorientación en un determinado momento. 

'Nosotros no nos mataremos con pistolas' comienza como si fuera un wéstern a modo de guiño referencial, pero rápidamente toma la estructura prototípica de la reunión de amigos en la que salen a relucir las miserias de una serie de personajes que se engañan a sí mismos y a los demás. La directora adapta la obra de teatral de Víctor Sánchez Rodríguez para hablar de la precariedad laboral, de los sueños perdidos, de la frustración emocional, del vacío existencial y también de la muerte y la pérdida. Sin embargo, todo resulta demasiado superficial, no se llega a ahondar en ninguna reflexión más allá del subrayado verbal que domina las conversaciones entre los personajes. 

Los clichés sobre los que se sustenta el texto son difíciles de superar, aunque al menos están defendidos por un estupendo grupo de intérpretes que dotan de una frescura inusual a esos diálogos. Se agradece también la voluntad de Ripoll a la hora de configurar una atmósfera visual diferente, entre gallinas, paellas y carreteras secundarias.

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