Crítica de música

Simply Red, liberación civilizada en Pedralbes

El grupo británico revivió sus clásicos con alta resolución en la noche de 62º cumpleaños de su cantante, Mick Hucknall, tras dos décadas sin actuar en Barcelona

Mick Hucknall durante el concierto de Simply Red.

Mick Hucknall durante el concierto de Simply Red. / Ferran Sendra

Jordi Bianciotto

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La 10º edición del Festival Jardins de Pedrables ya camina sin contratiempos, tras lograr esquivar los recortes que la amenazaban meses atrás, es decir, con el ‘village’ a pleno rendimiento y aforos que pueden trepar hasta los 3.400 asistentes. Caso del concierto, este miércoles, de Simply Red, con su mezcla de público de pie en la pista y sentado en las gradas, en un ambiente de liberación y efervescencia, tal como si el covid-19 jamás hubiera existido, una constante anímica que observamos en los conciertos de estos días.

Se trataba del regreso del grupo a Barcelona, ciudad donde no se le veía el pelo desde el lejano año 2000 (aunque en 2016 pasó por Peralada), en una noche de celebración redoblada: Mick Hucknall, su factótum, cumplía años, 62, como hizo notar el público entonando el ‘happy birthday’ antes de que el concierto arrancara. Con una invitación a mirarnos al espejo, la de ‘Look at you now’ (tema del primer álbum, ‘Picture book’, de 1985), comenzó la sesión con un Hucknall visiblemente eufórico, presto a celebrar aquello que antes dábamos por descontado: “¡Estamos aquí, vivos! ¡Hemos sobrevivido!”.

Voz en conserva

Simply Red dio todo aquello que cabía esperar: elegancia y civilizada sensualidad a cuenta de una gestión muy británica, y muy de una época, de aquello que llamamos música negra. Doble capa de teclados (una de ellas, a cargo del también saxofonista Ian Kirkham; “el segundo miembro del grupo más antiguo”, así le presentó Hucknall), suaves balanceos entre el soul y el funk, y limpia resolución sonora. Y qué decir de la voz del señor Hucknall, con su timbre y sus cualidades impolutas, como si no hubiera pasado el tiempo.

A lo suyo se le llamó en otro tiempo ‘blue eyed soul’, título, precisamente, de su último álbum, del que cayeron un par de canciones en un repertorio escorado hacia el pasado. Cancionero que bien podía combinar el satén con el coro brusco, de vestigios tribales, como en ‘She’s got it bad’ o ‘The right thing’, o decantarse por una limpia resolución pop, como en el tema titular del álbum ‘Stars’ (1991), el más aplaudido de la noche.

En materia de ‘hits’, Simply Red recordó que un día fue muy competitivo: su versión de ‘It’s only love’ (tema que Barry White grabó antes) y sus asaltos a ‘Come to my aid’, ‘Something got me started’ y ‘Fairground’ implantaron la más educada verbena hasta el cierre con una ilustre balada heredera del ‘sonido Filadelfia’, ‘If you don’t know me by now’. Fundido pulcro y sentido en este nuevo despegue de Pedralbes.

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