Crítica de cine
'Mass': discutir sobre lo innombrable
El debut tras la cámara de Fran Kranz parte de un tiroteo en una escuela para explorar si la aceptación y la curación del trauma resultan posibles
![Anne Dowd y Reed Birney, en una imagen de 'Mass'](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/fbe22718-8b70-4d9b-8d7a-9d36f1b2c3ab_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Anne Dowd y Reed Birney, en una imagen de 'Mass' / EPC
En inglés, la palabra ‘mass’ significa tanto ‘misa’ como ‘masa’, y por tanto resulta doblemente adecuada como título de la ópera prima como director del actor Fran Kranz: por un lado, la película transcurre en su mayoría en una iglesia y maneja conceptos habituales en los servicios religiosos como el sentimiento de culpa, la penitencia, el perdón y la redención; por otro, su premisa argumental es un tiroteo en una escuela o, en otras palabras, un asesinato en masa. En concreto, ‘Mass’ es una larga conversación, prácticamente en tiempo real, entre dos parejas de padres que tratan de asimilar lo que pasó, años después de que pasara. A un lado están los progenitores del chaval que ejecutó la masacre; al otro, los de uno de los chicos que murió en ella. Todos ellos son personas destrozadas, acechadas por emociones contradictorias como la rabia y la compasión o el amor y el odio, y por preguntas que siguen sin responderse porque quizá no tienen respuesta.
Cómo se convierte un adolescente en asesino, por ejemplo, es una cuestión que sobrevuela permanentemente el relato. Sin embargo, y pese a que un abanico de posibles causas es desplegado a lo largo del metraje -una educación deficiente, amistades tóxicas, abuso escolar, videojuegos violentos, acceso descontrolado a armas de fuego, enfermedad mental-, la película demuestra tener poco interés tanto en abordar cuestiones políticas y culturales como en hacer repartos específicos de culpa. En cambio se centra en investigar, sin caer en el sermoneo, si la aceptación y la curación del trauma resultan posibles en una situación como esa, incluso dando por hecho que algunos daños psicológicos son del todo irreparables.
Durante algo más de su primera mitad, ‘Mass’ da muestras de una contención apabullante. Kranz mueve la cámara con agilidad pero con sigilo alrededor de los personajes, y entretanto maximiza tanto el poder incisivo de los diálogos como la expresividad de la coreografía de miradas y gestos con el fin de cargar el ambiente de niveles cada vez mayores de tensión. Gradualmente, eso sí, el melodrama se va apoderando de las interacciones entre los cuatro protagonistas, a medida que estos se acercan a una catarsis que resulta forzada. Si eso no logra mitigar el impacto emocional de la película es principalmente gracias el excelente trabajo de sus actores, que nos empujan a ir adoptando alternadamente el punto de vista de cada uno de los personajes y ahondando en las insondables complejidades del duelo, y nos convencen de que en una situación como esa todos, incluso los padres del asesino -incluso el asesino- son víctimas.
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