Crítica de cine

Crítica de 'Azor': un viaje a las tinieblas

El relato nos desvela una era corrupta, y no solo por la dictadura argentina: la banca suiza no sale mejor parada. Un mundo habitado por personajes miserables y otros que, sin verlos, ejercen una enorme influencia

azor barcaza

azor barcaza / VITRINE FILMES

Quim Casas

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El viaje que realiza el protagonista de 'Azor', y la forma que tiene su director, Andreas Fontana, de filmarlo, emparentaría la película con la inspiradora 'El corazón de las tinieblas' y todo el cine que ha generado la gran novela de Joseph Conrad, empezando por el viaje a la selva vietnamita en busca de otro Kurtz en 'Apocalypse now'. El país en 'Azor' es Argentina. La época es la de la dictadura. El protagonista, tan en el fondo maleable como el personaje que remonta el río en la obra de Conrad y en el filme de Coppola, es un banquero privado suizo que llega a Argentina para substituir a un socio desaparecido en circunstancias tan misteriosas como abstractas. El filme, en el fondo, es también muy abstracto: posee una atmósfera perturbadora, oscura y misteriosa que atrapa poco a poco. No es por supuesto una intriga al uso ni tampoco una película política sobre los estragos de la dictadura. Le cuesta algo arrancar, ya que parece tomarse más tiempo del necesario, pero hay un momento en el que todas las piezas empiezan a encajar, incluida la música un tanto a la contra de las imágenes. El relato nos desvela una era corrupta, y no solo por la dictadura argentina: la banca suiza no sale mejor parada. Un mundo habitado por personajes miserables y otros que, sin verlos, ejercen una enorme influencia. Keys se llama el socio desaparecido. Keys, Kurtz… un viaje a las tinieblas. 

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