Un creador ambicioso
Cinco creaciones en España de Ricardo Bofill
El arquitecto tiene algunas de sus mejores creaciones en Barcelona y en la costa mediterránea
Elena Hevia
Periodista
Walden 7
Bofill inició su camino a la fama con este edificio en Sant Just Desvern, Barcelona, que es más que eso, un proyecto-manifiesto de 1975 que pretende ser una ciudad modelo inspirada por el psicólogo utopista B. F. Skinner quien defendía que a la felicidad se puede llegar a través de una ingeniería cultural. La ‘felicidad’ construida por Bofill no fue del todo completa porque los problemas de mantenimiento de aquellos espacios han sido numerosos.
La Fábrica
La antigua fábrica de cemento, respetada en su estructura y reconstruida en 1973 para albergar el taller y la casa particular del arquitecto, es una perfecta tarjeta de presentación del estilo del creador -y también, por qué no, una definición perfecta de su ego-. Brutalismo y romanticismo exacerbado se dan la mano en este espectacular espacio en el que, nadie en su sano juicio, imaginaría construir su hogar. Pero Bofill lo hace y con nota.
La Muralla Roja
Un colorista laberinto en el que no faltan los patios secretos, soláriums y piscinas que se alzó en la Urbanización La Manzanera, en Calpe, Alicante, en 1973 (el diseño es de 1968). Alberga 50 apartamentos, se inspira en las 'casbash' del norte de África y comparte protagonismo con otro edificio de Bofill, Xanadú, en el mismo recinto, para el que la inspiración fueron esta vez las formas medievales de los castillos. Aunque el castillo sea de color verde.
Teatre Nacional de Catalunya
La frialdad neoclásica que el arquitecto había desarrollado en sus proyectos de la ‘banlieu’ parisina, escenarios casi distópicos, la traslada a Barcelona en 1997 en una impactante creación que plantea un problema urbanístico: la armonía que necesita el edificio resulta absolutamente disonante con los carismáticos edificios vecinos de Jean Nouvel y Rafael Moneo.
Hotel Vela
En realidad es el Hotel W, pero la forma que le dio Bofill a este edificio en el 2009 transformó su nombre. En su momento ya se vio que no era el colmo de la originalidad pues edificios con este perfil ya se habían levantado en otros lugares, como en Dubai, por ejemplo. Sin embargo, es incontestable el papel que ha tenido en la regeneración de la fachada marítima de Barcelona y hoy es un elemento icónico de la ciudad.
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