Festival de San Sebastián

'La hija': un 'Furtivos' en la era 'millennial'

El director Manuel Martín Cuenca presenta fuera de concurso un tenso 'thriller' sobre una pareja que no puede tener hijos y acuerda con una chica embarazada quedarse con su bebé

Manuel Martín Cuenca y Javier Gutiérrez, tras la presentación de 'La hija' en San Sebastián

Manuel Martín Cuenca y Javier Gutiérrez, tras la presentación de 'La hija' en San Sebastián / EFE / Juan Herrero

Beatriz Martínez

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Buena parte de las películas de Manuel Martín Cuenca exploran la creación de monstruos escondidos en el seno de nuestra sociedad. También las relaciones humanas construidas a partir de una serie de tabúes que se intentan ocultar bajo la superficie de las apariencias y la hipocresía. ¿Hasta dónde estamos legitimados a llegar a la hora de alcanzar nuestros deseos? Es una de las muchas preguntas que se plantean en ‘La hija’, un 'thriller' de cocción lenta en la que el director de ‘El autor’ demuestra su dominio de la puesta en escena y su capacidad para crear atmósferas incómodas en la que el uso de la tensión adquiere una importancia fundamental. 

El educador de un centro para menores, Javier (Javier Gutiérrez), urde junto a su mujer Adela (Patricia López Arnaiz) un plan: mantener encerrada a una de las internas, una adolescente embarazada, Irene (Irene Virgüez), para quedarse con su bebé, ya que ellos no han podido ser padres. ¿Hasta qué punto tienen derecho? ¿Y si ella cambia de idea? 

A mí me interesa mucho la idea de la maternidad, de la vida, de la reproducción, porque es un tema esencial y muy contemporáneo, porque me da la sensación de que social y biológicamente estamos desafiando a la naturaleza jugando a ser Dios”, cuenta Manuel Martín Cuenca a El Periódico antes de marchar a Toronto para presentar una película que en San Sebastián está en Sección Oficial, pero fuera de concurso. 

El director piensa que la mayoría del mal que se genera en el mundo procede de gente común que se siente legitimada por algo, por una idea, por un dolor (en este caso, la obsesión por tener un hijo), y entonces empiezan a cruzar límites, a cosificar a los demás para conseguir sus fines, como si fuera un mero instrumento para ello. Eso es lo que harán Javier y Adela con Irene. Y, aunque no se trate de forma específica, resulta inevitable pensar en los dilemas morales de la maternidad subrogada. 

“Hay dos lecturas en este conflicto. Por una parte, de clase social, ellos pueden permitírselo, tienen posición y dinero. Por otra, generacional, ellos son los adultos, los que saben, los que llevan la razón. El paternalismo es una manera de supremacismo moral muy peligrosa”, continúa el director. 

El director encierra a sus personajes en medio de una naturaleza tan bella como áspera, en la Sierra de Segura y Cazorla, en un espacio prácticamente aislado en el que solo hay una vía de entrada y de salida. “Para mí antes que la narración viene el espacio geográfico y también el tiempo, cómo captar ambas cosas son fundamentales, antes que el argumento, que me parece algo más convencional”. 

‘La hija’ es un 'thriller' en la mejor tradición del cine español en la línea de Miguel Picazo, Manuel Mur Oti o ‘Furtivos’ de José Luis Borau. Una fábula, una especie de cuento tenebroso atemporal que, como dice el propio director, podría haber ocurrido en las cavernas. La podemos concebir como un drama perturbador, como un thriller o incluso como un western, también como una 'survival movi'e en la que asistimos a un camino de crecimiento al límite, el de esa niña que termina emergiendo como una mujer capaz de defender lo que es suyo.