Obituario

Fallece Jordi Cussà, el autor que reflejó el brutal impacto de la heroína en los 80 y 90

El autor de ‘Cavalls salvatges’, novela de culto sobre la plaga de la heroína en los 80 y los 90, fallece a los 60 años

Jordi Cussà, en su apartamento, en Berga, en septiembre de 2020.

Jordi Cussà, en su apartamento, en Berga, en septiembre de 2020. / Marc Vila

Ramón Vendrell

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Jordi Cussà, electrón libre y más bien marginal de las, por regla general, pulcras letras catalanas, ha fallecido en la madrugada de este domingo a los 60 años, ha informado Comanegra, su editorial. EL PERIÓDICO le entrevistó hace menos de un año en el piso de su Berga natal donde vivía, con motivo de la traducción al castellano por él mismo de ‘Cavalls salvatges’, para bien y para mal poderoso mascarón de proa de su obra narrativa. Conectado a una máquina de oxígeno que no le impedía fumar como un carretero, ofreció respuesta tras respuesta un análisis clarividente de la experiencia yonqui, a escala individual y colectiva, en las décadas de 1980 y 1990, los tiempos de la plaga de heroína. Sí, también en la Catalunya gótica o “profunda”, como él prefería llamarla.  

Cussà publicó el pasado febrero ‘El primer emperador i la reina Lluna’ (Comanegra), caudalosa novela de aventuras al estilo clásico, y Sajalín acaba de editar la versión en castellano del propio autor de ‘Formentera lady’, suerte de continuación de ‘Cavalls salvatges’, con título tomado, claro está, de la canción de King Crimson. Justo a tiempo. 

La lectura de ‘Caballos salvajes’ (cliché promocional, pero no por ello menos acertado: un ‘Trainspotting’ de comarcas catalanas, aunque con más humanidad) animó a Miqui Otero, codirector de Primera Persona, a invitar a Cussà a participar en la que iba a ser la última edición del festival. Finalmente cancelada por la pandemia y sustituida después por un adiós de cariz más festivo. En cualquier caso Cussà estaba encantado de asistir, aunque advirtió de que igual unas horas antes le daba un jamacuco y todo se iba al garete.

‘Cavalls salvatges’: para bien y para mal poderoso mascarón de proa de la obra narrativa de Cussà, decíamos. Para bien porque es una novela-documento magnífica, que lo mismo hiela la sangre que hace desplomarse la mandíbula, siempre con un tono de cotidianidad heroinómana, no necesariamente sórdido. Para mal porque en ese territorio le dejó encasillado, y no es el territorio favorito de la literatura en catalán ni sobre todo de su órbita institucional.

Patricia Highsmith, Chuck Palahniuk, Truman Capote y John le Carré son algunos de los autores que tradujo al catalán. ¿Premios? Pocos y menores. El Fité i Rossell en 2002 por ‘L’alfil sacrificat’ y El Lector de l’Odissea en 2009 por ‘El noi de Sarajevo’.

Pregunta a Cussà de este diario en septiembre de 2020 (o más bien sentencia):

A usted la heroína le impidió dedicarse a escribir antes.

Respuesta:

Pero no los considero años perdidos sino vividos. Sin ellos sería otra persona