Crítica de cine

'Make up': Inquietante proceso de maduración

El debut de la directora británica Claire Oakley muestra las obsesiones e inseguridades de una adolescente que, interpretada por Molly Windsor, sospecha que su novio le está siendo infiel

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Make up'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Make up'. /

Quim Casas

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La debutante Claire Oakley relata en ‘Make up’ una historia de ambivalencia adolescente mezclando bastante bien dos estilos, dos tendencias. Por un lado, la película es un relato de intriga ambientado en un paraje singular al que se le saca mucho partido. Hay filmes que se definen por el decorado en el que acontecen, por la atmósfera que se respira en el lugar de los acontecimientos, y este es uno de ellos: un parque de caravanas cerca de la costa británica, azotado por la lluvia y fantasmagórico cuando, para fumigar los interiores, las caravanas son recubiertas con plásticos que se agitan por la noche con la ventisca y producen un extraño sonido. Oakley bebe de películas emblemáticas para mostrar las obsesiones e inseguridades sexuales de una adolescente, cuyas pesadillas se mezclan con las manías y los celos de la realidad: el recuerdo de ‘Repulsión’ de Roman Polanski está presente en varios momentos.

Pero, por el otro lado, el mismo carácter de relato sobre el proceso de aprendizaje de una adolescente insegura consigo misma, con su novio y con su propia sexualidad, desliza ‘Make up’ hacia el territorio del ‘coming of age’. La película es pequeña, pero la mezcla resulta muy saludable. Puede que no la termine bien del todo, pero Oakley cuenta una historia de madurez y reafirmación creando el ambiente necesario para que todo sea más inquietante de lo que en realidad debería ser.

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