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Cajas de botín y juegos de azar, ¿cuál es el futuro de los videojuegos de este tipo?

Cajas

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Elric Ruiz / Elsotanoperdido

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Dos recientes estudios realizados en Reino Unido, aseguran que el 93% de los jóvenes de entre 11 a 16 años utiliza habitualmente videojuegos y el 25-40% de ellos compraron al menos una caja de botín.

En los últimos años hemos asistido a una implementación cada vez más agresiva de las cajas de botín como elemento dentro de los videojuegos, tanto en formato free-to-play, como en modos online de juegos tradicionales. Durante mucho tiempo se ha discutido cómo las dinámicas relacionadas con las aperturas de las cajas de botín son comparables a las comúnmente asociadas con los juegos de azar, pero ahora las legislaciones se esfuerzan por equiparar estos dos fenómenos y situar algunos productos incluidos en los videojuegos bajo los mecanismos de control reservados para los juegos de azar.

¿Son medidas exageradas o están justificadas?

Para asociar botín y juego, primero debemos concretar a qué se refiere la combinación de estos dos términos, de lo contrario, es fácil caer víctima de generalizaciones apresuradas. Una definición, de las utilizadas por ejemplo en los estudios encargados por el Parlamento Europeo, es la siguiente: "Caja de botín", un término general que indica mecánicas de juego internas a las que se puede acceder a través del propio programa o que opcionalmente se pueden comprar con dinero real. También son definidas como "cajas misteriosas" que contienen elementos aleatorios, los jugadores no saben qué recibirán hasta abrirlas.

Respecto a la parte que incumbe al juego, existen muchas definiciones que varían según la categoría, pero se pueden destacar varias características comunes que lo distinguen. En primer lugar, el participante invierte una suma de dinero, intercambia algo de valor, y podría recibir algo a cambio en función de un futuro evento cuyo resultado se desconoce en el momento de la inversión. Este evento se regula, aunque sea parcialmente, por el azar, y otras dos características comunes. La primera es la posibilidad de incurrir en pérdidas por no participar en el juego y la segunda es que el vencedor gana a costa del perdedor.

La pregunta que sigue inmediatamente es, por tanto ¿qué futuro espera a las cajas de botín? No se puede seguir ignorando el creciente número de estudios que destacan sus vínculos con el juego de azar, dado que segmentos de población sensibles, como los jugadores más jóvenes, podrían fomentar conductas patológicas. Una solución inmediata, podría ser vincular las cajas de botín únicamente al juego y no hacerlas accesibles con moneda externa, pero es un remedio muy perjudicial para la industria. Los ingresos generados por la apertura de cajas de botín en 2020 ascendieron a unos 15 mil millones de dólares, la misma cifra derivada de la venta de videojuegos en versión física en Estados Unidos ese mismo año.

Privarlos de tal suma es algo difícil de lograr, aunque también se podría establecer un límite de edad para acceder al contenido, elevando el PEGI de los juegos que contienen tales mecánicas. El daño económico para la industria también seguirá siendo importante, aunque en menor medida que el causado por una prohibición total. Obviamente, un daño económico aún mayor espera a la mayoría de juegos gratuitos, a precio cero y no necesariamente equipados con dinámicas de pago para ganar, donde los ingresos predominantes provienen de compras dentro del juego a menudo vinculadas a cajas de botín.

Hasta la fecha, en Europa, las cajas de botín se han prohibido en Bélgica y Países Bajos, que han eliminado por completo la opción de comprarlas con dinero en efectivo. De hecho, es cierto que aún no se ha comprobado una relación causal entre patologías de juego y la presencia de estos botines en los videojuegos, pero un amplio número de estudios además de encontrar una clara correlación subrayan esta posibilidad, por lo que se hace necesaria una regulación capaz de proteger a los jugadores más jóvenes.