Crítica de música

Genaux, Hasse y Espasa, trío de ases

La mezzo Vivica Genaux debutó con un gran éxito de público en el ciclo Grans Veus del Palau junto a Vespres d’Arnadí y dirigida por Dani Espasa

Vivica Genaux

Vivica Genaux / Lorenzo Duaso

Pablo Meléndez-Haddad

Pablo Meléndez-Haddad

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Este concierto centrado en torno a la corte de Dresde y con Johann Adolph Hasse como eje, es una muestra de cómo el Centro Nacional de Difusión Musical colabora con programadores locales para multiplicar su oferta. Inscrito en el ciclo Grans Veus de la sala modernista, el debut de Vivica Genaux acabó en un gran éxito, siendo ovacionada ante su virtuosismo y expresividad.

Junto al conjunto Vespres d'Arnadí que dirige Dani Espasa se revisó un puñado de difíciles arias del barroco tardío reivindicando la figura de un Hasse hoy injustamente olvidada. Desde esa 'Son qual misera colomba', de la ópera 'Cleode', interpretada a un 'tempo' de vértigo, Genaux sacó provecho sobre todo de su facilidad para las agilidades y el ornamento. La mezzo canadiense, con una voz dura en el agudo, estridente en el 'forte' y un tanto entubada en el grave, sin embargo, conquistó por su talento, y también en las arias más contemplativas, imponiendo una elegante línea de canto, matizada y siempre pendiente del texto en lo dramático, tal y como sucedió con la bellísima y difícil aria de la ópera 'Solimano', 'Di quell’acciaro al lampo', que despidió el programa.

Conjunto irregular

Sorprendió que un conjunto consolidado como Vespres d’Arnadí, más todavía después de haber paseado este programa por Oviedo y Madrid, ofreciera un resultado irregular. La acción de conjunto se resintió, y no solo en los movimientos rápidos; también se escucharon inseguridades en la afinación más allá de las trompas y se apreció falta de empaste por cierta descompensación en el balance sonoro, con instrumentos sordos en beneficio de otros mucho más presentes. Sus intérpretes son grandes virtuosos, lo demostró el oboe solista y la concertino, ella en el 'Concierto para violín’ de Pisendel. Pero la magia de Espasa y los suyos apareció, por fin, en la penúltima pieza, el 'Allegro' de la 'Sinfonía Op. 5 núm. 6' de Hasse, con todo en su lugar y a un 'tempo' también de vértigo.