EL LIBRO DE LA SEMANA

Crítica de 'Independencia', de Javier Cercas: de donde mana el poder

El escritor ha bordado en esta nueva peripecia de su 'mosso' Melchor Marín el mejor engranaje narrativo de su trayectoria

CERCAS

CERCAS / Marta Pérez / EFE

Domingo Ródenas de Moya

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Inspirándose en el mosso d’esquadra que abatió en 2017 a los terroristas de Cambrils, Javier Cercas creó Terra Alta (2019) un detective de novela policiaca tan original como cargado de futuro: Melchor Marín, hijo de una prostituta asesinada, expresidiario, lector impenitente de novelas (sobre todo de 'Los miserables' de Víctor Hugo), sagaz y expeditivo en su desempeño profesional, que tras perder a su esposa Olga se queda solo con su hija Cosette. Este policía astillado, en el que caben la timidez y la delicadeza junto a una violencia aplicada sin impulsividad, se agiganta en esta 'Independencia' para integrarse por derecho propio en la galería de insignes protagonistas de novela negra de las últimas décadas, junto al Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán o el Kurt Wallander de Henning Mankell. Su irrupción justiciera al comienzo de la novela, que evoca los preliminares 'in medias res' de las películas de acción de los 80, sirve de recordatorio y presentación de cómo opera.

Si bien es Marín el foco narrativo, estamos lejos de una novela de caracteres, porque el mecanismo interno que la anima —y lo hace, además, con un ritmo indesmayable que amarra la atención del lector— es la trama y su minucioso engranaje, quizá uno de los mejor engrasados de toda la narrativa del autor. El resorte que lo activa es la extorsión que sufre la alcaldesa de Barcelona por un vídeo sexual, para cuya resolución Melchor es requerido por Blai, su antiguo jefe y ahora inspector, para que colabore con otro conocido, el sargento Vàzquez. No se trata de Ada Colau, porque el chantaje tiene lugar en un 2025, cuando la actual alcaldesa es ya pasado, como lo es el 'procés', lque se da por fracasado. Esta maniobra anticipatoria es esencial en la novela, porque crea la ilusión de un futuro desde el que divisar con distancia el presente y, a través del caso imaginario, enjuiciar la Cataluña sacudida por el movimiento soberanista, sin que esto sea, en absoluto, el propósito de la novela. El juicio se desprende de las opiniones de los representantes de la sociedad rica y poderosa (Casas, Vidal y Rosell), hijos de papá, acostumbrados a actuar impunemente como los dueños naturales de Cataluña, quienes reconocen lo que el 'procés' tuvo de embaucamiento colectivo.

El tratamiento que se hace de esos pijos es inmisericorde: depravados hasta la náusea, cínicos, corruptos, manipuladores de las vidas ajenas desde su altura social y económica, donde preservan la autentica independencia, la de su clase. Frente a ellos, Ricky Ramírez, compañero suyo en Esade, hijo de un sindicalista, encarna al pobre que confía ingenuamente, como Lazarillo de Tormes, en que arrimarse a los 'buenos' ayuda a convertirse en uno de ellos. En él se traza al antihéroe solapado, al pobre diablo destinado a perder siempre en la telaraña irrompible del dinero y del poder, al desdichado al que se utiliza y desprecia. Cercas ha resuelto con gran inteligencia técnica el contrapunto del discurso de Ramírez con el avance en la investigación del chantaje, buscando una convergencia de ambas líneas en el Epílogo, donde, por añadidura, enlaza con la novela anterior en una certera catarsis.

La sostenida tensión de la intriga, que hace galopar la lectura, no ofusca lo que 'Independencia' tiene de severa reflexión sobre la situación política catalana, como tampoco impide que Cercas, tan irreductiblemente fiel a sí mismo, vuelva a sus cervantinos juegos de espejos (Marín, como don Quijote, se sabe protagonista de un libro sobre él: 'Terra Alta') y a la línea de sombra entre la verdad de las mentiras y viceversa. Altamente recomendable.