Crítica de cine

'Monster hunter': monstruos contra cazadores

Entretenimiento resultón en un filme donde lo importante no es el arco narrativo sino la misión

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Monster hunter'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Monster hunter'. /

Nando Salvà

Nando Salvà

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Nadie podrá achacar nunca a Paul W.S. Anderson un exceso de pretensiones. Su vocación como cineasta es tomar videojuegos de éxito y convertirlos en películas aparatosas, locas, estúpidas y muy simples, y 'Monster hunter' quizá es la más simple de todas. Su metraje avanza vehiculado por una historia semicoherente que, eso sí, está de más. Su heroína, encarnada por Milla Jovovich -esposa y musa del director- es perfectamente intercambiable con la protagonista de la saga 'Resident Evil', hasta la fecha el gran proyecto artístico de la pareja.

Como en la mayoría de los videojuegos, aquí lo importante no es el arco narrativo sino la misión. Hay una torre y los personajes necesitan cruzar el desierto para alcanzarla, y de camino usan una serie de armas -pistolas, ballestas, espadas que estallan en llamas- contra la sucesión de criaturas horripilantes que quieren aplastarlos y comérselos; entre ellas destacan una especie de gusano gigante y unos híbridos de araña y escorpión que envuelven a sus víctimas y ponen huevos dentro de ellas.

Para escenificar esa carrera, 'Monster hunter' encadena secuencias de acción inspiradas en otras películas -'Mad Max: furia en la carretera', 'Starship troopers', la saga ‘Alien’-, y entretanto desatiende cuestiones como el desarrollo de personajes o la creación de tensión dramática porque, decimos, su objetivo es ofrecer entretenimiento ruidoso, elemental y visualmente resultón. Misión cumplida.