Un fenómeno discográfico

'El Madrileño', un cocido en 14 canciones

El nuevo elepé de C. Tangana es un guiso de presentación deslumbrante que reúne con acierto dispar tradiciones culinarias bien diversas

C. Tangana, en una imagen promocional

C. Tangana, en una imagen promocional

Rafael Tapounet

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El artista antes conocido como C. Tangana es un tipo muy listo que sabe que a la crítica conviene servirle las metáforas muy hechas. Así que ha sido él mismo quien se ha encargado de presentar su nuevo disco, ‘El Madrileño’, como un cocido. Madrileño, por supuesto. Un guiso de presentación deslumbrante en el que se mezclan con tino tradiciones culinarias muy diferentes y en cuya elaboración han participado hasta dos decenas de chefs, muchos de ellos de primer orden, pero del que no sabemos muy bien si su destino es acabar sobre los manteles de hilo del reservado de un restaurante de lujo (como parece sugerir el videoclip de ‘Comerte entera’) o en la larga mesa improvisada de una verbena popular. En cualquier caso, aquí va un primer análisis de sus 14 ingredientes. ‘El Madrileño’, canción a canción. 

DEMASIADAS MUJERES

Con su obertura de tambores de procesión y trompetas y su audaz mezcla de ‘trance’ y pasodoble (sampleo del ‘Campanera’ de Joselito incluido), es una brillante puerta de entrada a un álbum que no siempre está a la altura de lo mucho que promete su tema inaugural. La letra fija desde el principio el retrato robot de ese canallita-con-fama-y-dinero-que-sufre-por-amor que habita en buena parte de las canciones de ‘El Madrileño’.

TÚ ME DEJASTE DE QUERER

Aquí todo parece gritar “este es el ‘hit’ del disco”. Las voces de La Húngara y Niño de Elche elevan la temperatura de un potaje sustancioso a base de bachata y rumba calorra que echa mano de Los Chichos (“son ilusiones”) para sellar su condición de reminiscencia de aquella música que papá y mamá ponían en el radiocasete del 124 en los viajes veraniegos a Roquetas de Mar. El truco funciona la mar de bien.

COMERTE ENTERA

Se abre con lo que parece un homenaje póstumo a Daft Punk para derivar rápidamente hacia una bossa nova sintética bastante más sutil que esa letra en la que se diría que C. Tangana se dedica a recrear su yo del pasado. Escuchar al gran Toquinho cantar “no puedo más que pensar en tu culo al pasar, rebotando” da cierto apuro, con lo que ha sido este hombre.

NUNCA ESTOY

Vive un poco en su propio mundo, como ajena al resto del elepé (una impresión que queda reforzada por el inteligente cambio en la voz narrativa), pero los astutos guiños de la letra a Rosario y Alejandro Sanz y, sobre todo, su emocionante puntería melódica le dan un lustre muy especial.

PÁRTEME LA CARA

Vuelve el C. Tangana más reconocible en una canción sin sorpresas que cabalga a lomos de versos como “me he cansado del primer puesto / ya no quiero ser mejor que el resto”, jaleada en los coros por el mexicano Ed Maverick. Poca tela que cortar aquí.

INGOBERNABLE

Rumba adictiva de letra turbia (el lamento de un amante posesivo ante los desplantes de una mujer que no se deja dominar) que los Gipsy Kings se llevan a su terreno con demasiada facilidad. No será el único caso en el que la personalidad de los invitados eclipse al firmante del álbum.

NOMINAO

A Jorge Drexler le ha tocado quizá lo más flojo del lote. El uruguayo ha tenido sin duda mejores momentos que aquel en el que tuvo que grabar los versos “antes venían a verte / ahora no pueden ni verte”. Olvidable en el mejor de los casos.

UN VENENO (G-MIX)

‘El Madrileño’ remonta el vuelo, y de qué manera, con el ‘remix’ de esta canción coescrita con el Niño de Elche, coproducida por Refree y presentada en 2018 en la que la voz y la guitarra de José Feliciano dan aliento a una feliz aleación de bolero, rumba y guaguancó que no necesita pirotecnia para atrapar la atención del oyente. Otra diana.

TE OLVIDASTE

El chicano Omar Apollo creció escuchando a Los Panchos, lo que convierte en pertinente su presencia (en el papel de Eydie Gormé) en esta pieza de producción minimalista que funde bolero tradicional y r&b al servicio de una letra bastante bellaca.

MURIENDO DE ENVIDIA

El sonero cubano Elíades Ochoa le roba por completo el foco a un generoso C. Tangana en una estupenda canción que parte de unos versos de ‘Lola’ de El Pescaílla para pasearse majestuosa por la rumba catalana, el trap electrónico y la salsa sin perder pista en ningún momento. Una de las cimas del álbum.

CAMBIA!

Consciente de las señales de agotamiento creativo que empieza a emitir el puente aéreo Puerto Rico-Miami, C. Tangana dirige la vista a México y recluta a Carín León y Adriel Favela, dos baluartes del llamado sonido regional, para que le den la réplica en un intrigante viaje al futuro del folclore tradicional mexicano.

CUÁNDO OLVIDARÉ

El tango, la guajira y la bulería proyectan gozosas sombras sobre esta preciosa canción acústica que su autor sabotea incluyendo un embarazoso e inquietante parlamento del cantaor riojano Pepe Blanco que reivindica la superioridad de la canción española sobre el resto de tradiciones musicales. Una pena.  

LOS TONTOS

No es una sorpresa extraordinaria que la letra más fina del elepé lleve la firma de Kiko Veneno, que coge la guitarra y se echa un cantecito para restar gravedad a un disco que corría el peligro de sucumbir bajo el peso de su propia importancia. C. Tangana sabe que aquí juega en campo ajeno pero acepta la invitación con algo parecido al entusiasmo. El resultado es una fiesta.

HONG KONG

Para cerrar, una sorprendente ración de pop-rock latino (con una fuga hacia el grunge a partir del solo de guitarra) en la que Andrés Calamaro se lleva la mano al paquete para componer un personaje que roza la autoparodia y C. Tangana le secunda con la mezcla de devoción y crueldad de quien le sigue la corriente a un amigo borracho toda una noche pero sabe que al día siguiente estará haciendo cosas más interesantes.

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