Crítica de cine

'Bliss': Realidades de pega

El director es incapaz de generar tensión dramática y las interpretaciones de Owen Wilson y Salma Hayek son terribles

El director es incapaz de generar tensión dramática y las interpretaciones de Owen Wilson y Salma Hayek son terribles

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Bliss'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Bliss'. / periodico

Nando Salvà

Nando Salvà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El director Mike Cahill ha definido su nueva película como "una historia de amor, y una aventura, y un drama entre un padre y una hija, y un relato de ciencia-ficción sobre la vida dentro de un simulador", y aunque se trata de un resumen argumental algo confuso, probablemente sea una insensatez intentar ofrecer uno mejor en un par de líneas.

Encarnados por Owen Wilson y Salma Hayek, sus protagonistas transitan entre dos realidades, y al menos una de ellas es artificial. Ninguna, eso sí, resulta mínimamente interesante, por la incapacidad de Cahill de generar tensión dramática, las terribles interpretaciones -Wilson muestra la vitalidad de un ficus, Hayek sobreactúa como si no hubiera un mañana- y la sucesión de requiebros narrativos que obligan al relato a romper varias de sus autoimpuestas reglas.

Como las películas previas de su director, 'Otra tierra' (2011) y 'Orígenes' (2014), 'Bliss' es una obra desesperada por convencernos de su propia inteligencia; su agenda temática parece incluir asuntos como la adicción, y el hedonismo, y lo que nos espera si no hacemos algo en pos de un mundo más justo, y las relaciones afectivas que nos hacen humanos. Por supuesto, la intención podría ser otra pero, en todo caso, da lo mismo. Sus reflexiones, sean cuales sean, se pierden entre un guirigay de ideas a medio cocer menos propias de una verdadera indagación intelectual que, precisamente, de un mal simulacro.