CRÍTICA DE CINE

'Time': un amor eterno

La directora Garrett Bradley se sirve de fragmentos del pasado y el presente para componer un sobrecogedor relato de la vida de la familia de un presidiario

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Juan Manuel Freire

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'Time' significa 'tiempo' en inglés, pero también 'condena'. Y el tiempo puede ser una larga condena incluso para quienes están fuera de prisión. "El tiempo es cuando miras fotos de cuando tus hijos eran pequeños, y luego los miras y ves que tienen barba y bigote. Y que tu mayor esperanza era que antes de convertirse en hombres, tuvieran la oportunidad de estar con su padre", explica Fox Rich, heroína de este documental de Garrett Bradley sobre la lucha por la supervivencia psicológica de una familia rota por una condena.

En 1997, el joven matrimonio formado por Fox y Rob G. Rich, novios desde el instituto, tomó la decisión desesperada de atracar un banco. Nadie resultó herido. Ambos acabaron en prisión. Fox había aceptado un acuerdo y salió a los doce años, pero Rob, que no aceptó el citado acuerdo, acabó recibiendo una condena de sesenta años, sin derecho a libertad condicional, fianza ni suspensión de condena.

La directora Garrett Bradley se acerca a Fox cuando Rob lleva ya veinte años en la cárcel. Durante ese tiempo, esta luchadora se las ha arreglado no solo para educar a seis hijos modélicos, sino para montar un concesionario de coches y no desistir, eso nunca, en la lucha por sacar a su marido de prisión; es admirada activista en busca del cambio de un sistema penitenciario que oprime a pobres y personas de color.

'Time' tiene mucho, a su vez, de documental activista, pero –como se puede esperar de Bradley, artista en la intersección de la no ficción, la ficción y la experimentación multimedios– trasciende su utilidad judicial y se convierte en obra de arte. A través de un poético cruce de las imágenes actuales, fotografiadas en precioso blanco y negro, con fragmentos de vídeo doméstico grabados durante dos décadas, la directora compone un retrato sobrecogedor de esas vidas marcadas por una ausencia, una distancia, una expectativa rota por la burocracia. De la Penitenciaría Estatal de Luisiana, donde cumple condena Rob, apenas vemos nada: algunos planos aéreos que presentan esa isla de soledad como un país lejano e ignoto.

Dicho todo esto, se podría pensar que 'Time' es una película triste, otra representación de la experiencia negra como un cúmulo de sufrimiento y desesperación. En realidad, no es así: un poco como el RaMell Ross de 'Hale County this morning, this evening', Bradley busca más una cotidianidad, a pesar de todo, luminosa; melancólica pero vibrante, marcada por la audacia de la esperanza y el amor eterno de Fox Rich por su marido. Más que buena, o muy buena, 'Time' es inspiradora. No sería de extrañar que, dentro de unos meses, hablemos de ella como ganadora del Oscar.