ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

Christopher Nolan, de la A la Z: así es el cine del director de 'Tenet'

Con ocasión del estreno de 'Tenet', repasamos la obra y las constantes del director británico a través de algunas de sus palabras clave

Christopher Nolan, en octubre del 2014, en Los Ángeles, en el estreno de 'Interstellar'

Christopher Nolan, en octubre del 2014, en Los Ángeles, en el estreno de 'Interstellar' / periodico

Julián García y Juan Manuel Freire

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Aunque su cine haya evolucionado a medida que ganaba en presupuesto, Christopher Nolan es un autor fiel desde un principio a ciertas ideas, obsesiones y actitudes. Remarquemos el término autor: pocos como él han sabido moverse en terreno de grandes presupuestos sin ver su visión diluida o anotada por otros. A continuación, un diccionario bastante completo de todo lo que define la rica filmografía del autor de 'Tenet'.

A de ambigüedad. Muerte o supervivencia de Tony Soprano aparte, el final de 'Origen' debe de ser el más discutido del siglo XXI: ¿se para o no la peonza? ¿Esto es sueño o realidad? El mismo Nolan no se ha esforzado en dar una respuesta. Al fin y al cabo, como con 'Tenet', no se trata de entender sino de sentir.

B de Batman. Ya en su primera película, 'Following', de 1998, nos cruzábamos con un símbolo del Hombre Murciélago: adornaba la puerta de uno de los pisos asaltados por los ladrones protagonistas. Nolan estaba encaminado a tomar el relevo de Schumacher y dirigir la trilogía 'El caballero oscuro'.  

C de clímax. Nolan adora los clímax. 'El caballero oscuro' tenía tres o cuatro clímax finales. En 'Origen' rizó el rizo para ofrecer un clímax final en el que se intercalaban cuatro líneas temporales. Se puede decir de 'Dunkerque' que es toda ella un largo clímax, casi un tráiler hecho película.  

D de desazón. El día en que Nolan arranque uno de sus filmes con una versión de, digamos, 'I want candy' parece lejano. A sus películas se entra dispuesto a empaparse de culpa y remordimiento. Bruce Wayne los siente por haberse querido ir del teatro. El héroe de 'Interstellar', por abandonar a su hija mientras cumple sus sueños de exploración.

E de espacio. En la epopeya espacial ‘Interstellar’, y de la mano del gran experto en física gravitacional Kip Thorne, Nolan nos hizo viajar a una galaxia distante a través de un agujero de gusano y nos precipitó por un agujero negro en el más emotivo diálogo interdimensional entre un padre y su hija que uno pueda imaginar. El espacio interior y el exterior, sensiblemente entrelazados. 

F de fotografía. Fervoroso defensor de los 70mm, o la máxima resolución en formato analógico, Nolan ha encontrado a su mejor aliado en el director de fotografía Hoyte van Hoytema, con quien ha trabajado en 'Interestellar', 'Dunkerque' y 'Tenet'. Antes, Nolan había tenido como operador de referencia a Wally Pfister, ganador del Oscar por ‘Origen’. 

G de grandilocuencia. Salvo ‘Following’, rodada en blanco y negro en 16mm sin apenas presupuesto, el cine de Nolan es grande y enfático. Esta opulencia visual y narrativa suele ser utilizada por sus detractores para criticar su tendencia a la megalomanía. Para sus fans, en cambio, es el sello intransferible del único director capaz de combinar la autoría y el ‘blockbuster’.  

H de hielo. Conocida es su pasión por los planos aéreos y paisajísticos. Empezó a cultivarlos en cuanto tuvo algo de presupuesto: recuerden el vuelo de avioneta que abría 'Insomnio'. Pero a la hora de capturar paisajes, insiste sobre todo en los blancos, helados, como en 'Batman begins', 'Origen' o 'Interstellar'.

I de IMAX. Nolan decidió utilizar las cámaras de alta definición IMAX para las escenas de acción de ‘El caballero oscuro’ y, desde entonces, se ha mostrado fiel a este espectacular formato de grabación y proyección, que permite al espectador disfrutar de la mejor experiencia sensorial e inmersiva posible. La excelencia, según Nolan.

J de Joker. Para algunos, el Joker definitivo aparece en 'Joker' y esa es la interpretación de la vida de Joaquin Phoenix (otros aún no hemos superado 'Two lovers'). Pero hasta entonces había bastante unanimidad sobre la supremacía del Heath Ledger de 'El caballero oscuro', que según algún exorcista rodó el filme bajo los efectos de una posesión.   

K de King, Richard. De las películas de Nolan nos dejan sin voz su exuberancia visual y sus meandros narrativos, pero hay algo crucial en ellas que, por desgracia, suele pasar inadvertido: su exuberante sonido inmersivo, cuyo artífice es Richard King. No en vano, de los cuatro Oscar que el diseñador de sonido tiene en casa, tres los ganó en películas de Nolan: 'El caballero oscuro', 'Origen' y 'Dunkerque'.

L de Leonard. Cuando hablamos de Nolan, a menudo nos enfocamos en sus mundos, sus mitologías, sus mecanismos, para olvidar que también puede ser un gran creador de personajes. Caso número uno: el volátil detective aficionado Leonard Shelby de 'Memento', con el que uno puede reír tanto como sufrir. No, Nolan no es ajeno al humor.

M de Magia. El cine de Nolan es prestidigitación, narrativa y visual, por lo que es normal que en ‘El truco final (El prestigio)’ enfrentara a dos magos (Christian Bale y Hugh Jackman) enfebrecidos por su rivalidad en el Londres de finales del siglo XIX. Y aparece el mismísimo David Bowie como Nikola Tesla. ¿Qué es eso, sino magia?

N de neo-noir. En esa parcela jugaba claramente el Nolan de sus primeros filmes, aunque los arquetipos del 'film noir' se pueden rastrear también en obras posteriores. El propio director une los puntos: Cobb se llamaba un ladrón de 'Following' y también el ladrón mental de Leonardo DiCaprio en 'Origen'.

O de originalidad. En tiempos de insistentes secuelas, precuelas, 'remakes', 'reboots' o reapropiaciones, un ejemplo de cine espectáculo enteramente original es casi un milagro. Sobre todo si a la originalidad se suman, como en 'Origen', 'Interstellar' o 'Tenet', la audacia conceptual y el estímulo intelectual. Nolan trae menos de lo mismo.  

P de palíndromo. ¿Qué importancia tiene un nombre? A veces mucha. La esencia argumental de 'Tenet' se resume en ese título palindrómico extraído del cuadrado de Sator, enigmática inscripción latina de la que, por cierto, provienen también algunos nombres de la película.

R de recuerdos. Para Nolan, obseso de la representación visual del tiempo, la memoria miente y engaña. Los recuerdos no importan, solo cuentan los hechos, como bien puede acreditar el amnésico protagonista de 'Memento' en su intento de investigar, a modo de 'rewind' y polaroids, el asesinato de su mujer.

S de sueño. Nolan no inventó el 'thriller' onírico con 'Origen', como sabrán decir los fans de 'Paprika, detective de los sueños' o la reivindicable 'La gran huida' de Joseph Ruben. Pero explotó la idea de la forma más ambiciosa posible para una producción de imagen real. Y no solo eso: con tacto más real que digital.  

T de tiempo. El británico es el cineasta del tiempo. En 'Interstellar', el tiempo juega con lo cuántico y fluye en múltiples direcciones y ramificaciones.  En 'Tenet', el tiempo puede ir hacia adelante y hacia atrás en una misma escena, planteándonos la fascinante perspectiva de revertir su flujo entrópico y poder vivir un futuro en el pasado. 

W de Warner Bros. Nada de lo que Nolan ha conseguido habría sido posible sin la fidelidad casi quijotesca del clásico estudio, que le ha apoyado sin mirar atrás en todas sus hazañas desde 'Batman begins'. Es un poco su nuevo Stanley Kubrick, ambicioso, obsesivo y noble estandarte de la marca.

Y de yo. En un episodio del pódcast 'The rewatchables' sobre 'Dunkerque', Quentin Tarantino comentaba medio en broma, pero sobre todo en serio, lo mucho que Nolan adoraba sus propias películas. Nolan no parece corto en autoestima, lo que probablemente le ha ayudado a hacer realidad sus fantasías.

Z de Zimmer. Hans Zimmer no ha sido el único compositor de Nolan: antes estuvo David Julyan, y en 'Tenet' su hombre (o superhombre) es Ludwig Göransson. Pero ha sido el que más ha contribuido a forjar el estilo más canónico de Nolan, la pompa no exenta de experimentalismo, algo que Zimmer traduce en música.

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