ESTRENOS DE CINE

'El glorioso caos de la vida', cruda pero optimista

Hablamos con la directora Shannon Murphy sobre su debut en el largo, una emotiva y oscuramente cómica historia de amor adolescente

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Juan Manuel Freire

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'El glorioso caos de la vida' está llena de momentos en los que gente hace cosas extrañas, o quizá sería mejor decir cosas normales que son extrañas de ver en el cine. Lo normal es lo raro, en realidad. "Me gusta el lío", nos dice por videollamada su directora, Shannon Murphy, casi parafraseando el título de una comedia de los noventa con Nick Nolte y Julia Roberts. "En el cine, y casi diría en cualquier narrativa, todo se nos suele dar limpio, bien atado. ¿Cuál es la motivación? ¿Cuál es el viaje? Toda esa clase de preguntas. Yo prefiero que todo sea más complicado, y que no puedas predecir dónde irá la película".

Desde el viernes en salas tras pasar por el BCN Film Fest, 'Babyteeth' ('Dientes de leche', un título original más sugerente) podría sonar a película predecible y ya vista, por no decir evitable. Es, en esencia, la historia de amor entre dos adolescentes a los que no parece esperar un gran futuro: Milla (Eliza Scanlen, la revelación de 'Heridas abiertas'), enferma de cáncer terminal, y Moses (Toby Wallace), un punk sin hogar que malvive de sus trapicheos con las drogas o de sacar lo que puede a almas puras como Milla, niña de los ojos de unos padres superados por las circunstancias, Henry (Ben Mendelsohn) y Anna (Essie Davis, la madre de 'The Babadook').

Lo que distingue al glorioso debut de Murphy de esa película ya vista es, de entrada, el material de base: una obra teatral de Rita Kaljenais convertida por la misma dramaturga en guion crudo pero optimista, brusco pero dulce, en complejo equilibrio entre la conciencia del dolor y la afirmación de la vida y el deseo. En los espacios entre sus líneas, actores de otra dimensión encuentran gestos, miradas o bromas que respiran verdad. "Antes de pasar al cine, dirigí teatro durante una década, de modo que creo en los autores y para mí el texto es sagrado", dice Murphy. "Pero quería que los momentos entre diálogos fueran lo más interesantes y juguetones posibles; filmé muchas opciones distintas para luego armar este viaje agridulce en posproducción".

Aunque su intención era dirigir teatro, Murphy estudió interpretación en la universidad de Florida ("no había programa de dirección"). No fue tiempo perdido: acabó actuando en una película con James Gandolfini ('Corazones solitarios') y aprendió a tratar a sus futuros actores. "Sobre todo, entendí cómo hacer para que nadie se frustrara con mis indicaciones. Los actores se frustran por no poder conseguir lo que un director les dice, o porque lo que éste les dice no tiene sentido, o no saben de qué está hablando…". Con gente como Mendelsohn y Davis, seguramente no hagan falta demasiadas indicaciones. "Descubrí a Davis en una obra que Steven Soderbergh vino a dirigir a Sydney, 'Tot mom', en la que estaba increíble. De ella me encanta que se prepare tanto pero después, cuando está en pantalla, lo que capturas sea tan orgánico y errático".

Belleza y fealdad

Murphy no tuvo demasiado tiempo para recopilar esa colección de momentos mágicos que es 'El glorioso caos de la vida'. Mendelsohn rodó todas sus escenas en una semana. "El ritmo del rodaje fue, en la primera mitad, tan rápido como en televisión. Ya en la segunda parte, en la que concentramos el romance de Milla y Moses, pudimos trabajar a un ritmo más lento, más apropiado para crear cine". Pregunto a la directora, curtida con episodios de 'Descubriendo a Nina' o 'Rake', si la tele coarta la creatividad: "Nunca me sentí limitada, pero es que tuve la suerte de trabajar con compañías que respetan al director y que los fichan por el sello personal que pueden dejar en esos episodios particulares. Fue un gran campo de entrenamiento para mí. Llegué al cine y la televisión bastante tarde. No sabía nada. Fui a la escuela de cine en el 2013, así que solo llevo siete años en esta forma de arte".

Difícil de creer ante una película con la sofisticación formal y la musicalidad de 'El glorioso caos de la vida'. Humilde, Murphy destaca la ayuda de Andrew Commis, su director de fotografía: "Hablamos mucho sobre cómo queríamos que cada plano tuviera una dualidad de la alegría y el dolor, y la belleza y la fealdad. Entre los dos diseñamos muchos planos, pero también creíamos en ser instintivos a lo largo del día; no quedarnos atascados en una idea". Entre las inspiraciones, clásicos como 'Yo, Cristina F' ("para la parte en que Milla y Moses salen de noche"), 'Rompiendo las olas' ("por usar un diseño de sonido gozoso para contar una historia dolorosa") o 'Una mujer bajo la influencia' ("por la clase de técnicas de cámara con que nos proponíamos jugar").

Antes de encarar su nueva película, que no irá, asegura, "de primer amor, enfermedad adolescente ni nada parecido", Murphy trabajará en la serie 'The Power', adaptación capitaneada por Reed Romano ('El cuento de la criada') de la novela de ciencia ficción feminista de Naomi Alderman.