ENTREVISTA

Las Migas: "Ser un grupo de ningún sitio nos ha perjudicado"

El grupo de flamenco-fusión actúa en el Cruïlla XXS, donde mostrará canciones nuevas con su último fichaje, la cantante Carolina Fernández, 'La Chispa'

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Jordi Bianciotto

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Las Migas han logrado recomponer su agenda y las tenemos este jueves en el Poble Espanyol, dentro del Cruïlla XXS; concierto al que se suman este verano los del festival Portalblau (Empúries, 13 de agosto) y el Nits d’Estiu Calella Festival (28). Hablamos con la única integrante original de la formación, la guitarrista y cantante Marta Robles.

Hace poco más de un año publicaron ‘Cuatro’, estrenando cantante, Bego Salazar, que fue suplida al poco tiempo por Carolina Fernández, ‘La Chispa’, la actual vocalista del cuarteto. El transtorno global de estos meses, ¿les ha modificado mucho los planes?

El disco ‘Cuatro’ fue un poco fugaz, con canciones de trabajos anteriores, y luego cambiamos de cantante, así que estos meses nos han pillado preparando el próximo álbum. Incluso nos ha venido bien para estar tranquilas en casa, trabajando, componiendo temas. Aunque también ha sido un desastre porque teníamos una gira espectacular y muy internacional: Emiratos Árabes, Corea del Sur, Mali, Centroeuropa... Teníamos 60 o 70 conciertos. Pero no estamos desanimadas; estamos contentas.

Con Carolina Fernández han grabado una nueva versión, la tercera, de los ‘Tangos de la repompa’.

¡Tercera y espero que última! Pero queríamos tener ya una canción con ella, antes de grabar el nuevo álbum. El video es muy chulo. Carolina aporta mucha ‘flamencura’ a la canción. Es una tía muy salvaje, que en escena baila y aporta mucho. Trae mucha frescura. Te dice a todo que sí, ¡aunque le digas que se suba a un andamio y se tire! Tiene una voz un poco negra, podría cantar soul, y en el escenario me parece una bomba. Y encima, no tiene ego, lo cual para una cantante es muy raro. Es especial.

Ocupa una plaza por la que han pasado Sílvia Pérez Cruz, Alba Carmona y la breve Bego. ¿Qué pasó con ella?

Pues que no encajó. Este es un grupo muy grupo, sin protagonistas, e igual ella se pensó que éramos otra cosa. Tiene una voz preciosa y grabó el disco ‘Cuatro’, pero para seguir adelante no lo vimos claro ninguna de las dos partes.

Las Migas se sitúan en el entorno del flamenco, pero siempre han absorbido influencias de otros géneros. ¿Dónde ve el grupo actualmente?

Nuestro concepto es la búsqueda de la belleza, cuidando mucho cada detalle. El flamenco es la música a la que pertenecemos, y a la vez se nos valora haber ido a otros lugares. Ahora hemos montado un garrotín que es como country, con el violín de Roser (Loscos), que mira a veces a la música celta o a otros estilos. Nuestro concepto es no conformarnos nunca con lo que ya sabemos hacer.

Estar en una casilla propia, distintiva, ¿se paga?

Hay pocos grupos en España que salgan tanto como nosotras, porque el flamenco llama mucho y el nuestro es fresco y entendible. Eso nos ha beneficiado. Lo que nos ha perjudicado más es ser un grupo de ningún sitio. Porque estamos en Barcelona, pero solo Roser es catalana, de Agramunt. Alicia (Grillo) es de Córdoba, aunque vive aquí, como yo, que soy de Sevilla. Y Carolina es de Mérida y vive allí, ¡en el sitio peor conectado del universo! El Institut Ramon Llull, por ejemplo, nos ha apoyado mucho, pero a veces se cuenta poco con nosotras en esta tierra.

¿Actúan más fuera que aquí?

No lo digo tanto por las actuaciones, sino, por ejemplo, cuando dan premios, que siempre va un poco la misma gente. El otro día nos invitaron a una gala de TV3, por las víctimas de la covid, y pensé: “ay, qué alegría estar aquí”, porque nos pasa muy poco. Pero, vamos, nuestra situación es excepcional comparada con otra gente. Solo que echo de menos tener un lugar más común a las cuatro, aunque quizá eso es lo que nos hace especiales.

La suma de influencias de la que nacieron tendría que ver con la personalidad de las integrantes originales. El violín de Lisa Bause, por ejemplo, que miraba a los Balcanes. ¿Con cada cambio de formación evoluciona el estilo?

Lisa estaba muy metida en el mundo del circo y de la música balcánica, y tenía mucha personalidad. Yo entonces no me di cuenta de lo especial que era, porque era la primera violinista con la que trabajaba. Ahora comparo los discos y veo qué diferente es uno del otro. Llegó Roser (Loscos) con un toque muy distinto, y Alicia, que no sabía tocar flamenco y que traía su bagaje clásico y sus experiencias en el jazz, la música celta, el pop, la rumba... Ahora ya parecemos otro grupo.

¿Usted es la única que ha creído en Las Migas a largo plazo?

Eso parece. La única que nunca se ha marchado. Se fue Sílvia, después Lisa... Yo siempre creí que este era el sitio en el que puedo tocar la música que me encanta. No lo dejaría por nada del mundo.

¿Estrenarán canciones en el Cruïlla XXS?

Tenemos un disco listo para grabar, pero ahora es tan difícil planificar... Tenemos temas muy bonitos, que tengo muchas ganas de mostrar, porque hace mucho tiempo que no enseñamos canciones nuevas. Habrá al menos cuatro o cinco en el concierto, ¡porque no nos aguantamos más! Hay una, ‘Playa de Sanlúcar’, sobre un poema de Antonio Machado, y después el garrotín, y unas alegrías que se llaman ‘El mar’, y unas bulerías que he compuesto a mi pareja, y unas sevillanas corraleras, con castañuelas, que son la bomba... Regalitos que nos hacemos a nosotros mismas. Este verano, con tocar ya nos conformamos. El otro día, en Tarragona, pensábamos: “¡qué suerte, estar aquí tocando!”.

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