HOMENAJE A UNA FIGURA DEL PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

Marcelino, el payaso olvidado

Germán Roda recupera en un documental la vida de un clown español admirado por Buster Keaton

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Beatriz Martínez

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En el año 2004, Pepe Viyuela leyó un artículo que le dejó intrigado. Lo escribía Mariano García Cantarero en el 'Heraldo de Aragón' y se encargaba de descubrir una figura, la del payaso Marcelino, que había alcanzado la fama a principios del siglo XX en los mejores escenarios del mundo.

Viyuela recortó aquel texto impresionado. ¿Cómo era posible que el rastro de Marcelino hubiera desaparecido y que nadie supiera nada de él? Más tarde, el propio García Cantarero escribió un libro de investigación que, entre otras cosas, relataba anécdotas y referencias como que Charles Chaplin compartió escenario con Marcelino cuando tenía 11 años o que Buster Keaton lo calificó como "el mejor payaso del mundo".

Ahora Germán Roda recupera esta figura en un documental, 'Marcelino, el mejor payaso del mundo' que repasa su vida y que incluye fragmentos de ficción protagonizados por Pepe Viyuela, que se metamorfosea en Marcelino. "Nos pusimos a trabajar y concebimos este formato híbrido en el que se pudiera contar no solo quién había sido, sino también recrear de forma humilde su recorrido sentimental, así como la esencia de sus números cómicos", cuenta Viyuela.


Que no existiera ningún documento visual de Marcelino animó a Roda y a Viyuela a efectuar un ejercicio de libertad e imaginación. No sabían cómo se movía, cómo caminaba o gesticulaba, pero llegaron a la conclusión de que todos los payasos a lo largo de la historia tenían un código genético universal. "Por eso recurrimos a la esencia de la comicidad, a lo que siempre funciona, por ejemplo, el tropezón, el símbolo del fracaso, de la equivocación, del tropiezo. Curiosamente también tenía mucho que ver con lo que yo había hecho cuando empecé como payaso, los 'sketches' de la silla, del periódico, de la escalera. Ese gag visual, universal y atemporal. Así que recogimos muchas de esas ideas para la docuficción".

Fin de una época

Fin de una épocaEn la película también asistimos al fin de una época, cuando los teatros y el espectáculo en vivo fueron sustituidos por la experiencia cinematográfica. Gente como Charles Chaplin o Buster Keaton supieron aprovechar ese momento y por eso pasaron a la posteridad, pero gente como Marcelino se quedó atrás, no supieron ver las posibilidades del nuevo lenguaje porque lo que necesitaban era el calor del público cercano. Y ese fue su fin.

¿Habría una similitud entre ese cambio de paradigma y el que estamos viviendo en la actualidad? "Sin duda. A Marcelino le debió resultar muy difícil esa transformación, que lo pusieran delante de la cámara y hacer 'gags'. No es lo mismo, pero a mí me pasa con las redes sociales, con la autopromoción a través de las aplicaciones, de Youtube. Mi recorrido ha sido muy analógico y ya no soy capaz de seguir el ritmo de hoy. Y creo que a Marcelino le pasó lo mismo".

Para Viyuela, convertirse en Marcelino ha supuesto una experiencia casi trascendental. "Conectarme con una persona que ha desaparecido y prestarle mi cuerpo para que vuelva a hacerse presente ha sido casi esotérico. Y, además, tiene que ver con el hecho de perpetuar la memoria. Este documental tiene ese toque filosófico de lo importante que es saber de dónde venimos, de no olvidar de dónde procedemos y saber qué nos hacer ser como somos".