CRÓNICA DE CONCIERTO
Mala Rodríguez, tan lejos y tan cerca
Las distancias de seguridad no impidieron que las canciones y los mensajes de ánimo de la rapera calaran hondo en el Fòrum
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
Juan Manuel Freire
En la entrevista que concedió a 'EL PERIÓDICO' hace solo unos días, Mala Rodríguez nos hablaba del confinamiento como algo quizá no tan malo: una oportunidad para hacer cosas que te gustan. Pero este viernes, nada más salir al escenario del Auditori (exterior) del Fòrum, expresó una opinión radicalmente diferente al respecto: "Estoy feliz de estar aquí y no en mi casa. ¡Estaba harta!".
Imprevisible. Así es Mala Rodríguez. Así en las entrevistas como en unos discos que no se parecen demasiado los unos entre los otros, unificados solo por esa voz inconfundible pero elástica. En el último, 'MALA', a su más característico hip hop de deje andaluz se suman las baladas EDM y para piano, o los matrimonios bien avenidos con el trap y el pop latino. Todo bueno, en mayúsculas.
Dos cosas contrarias pueden ser verdad a la vez, y lo más probable es que, inquieta como es, La Mala lo pasara bien en cuarentena, como también es probable que ansiara volver a actuar. El escenario es su hábitat natural, como volvió a demostrar el viernes en Nits Del Fòrum. Se dejó la voz ya en el primer tema, 'Superbalada', lamento sintético con el estribillo más jondo de su carrera.
'¿Ha venido Covid o no?'
A su espalda, un DJ hábil, Unai Muguruza, hijo de Fermín Muguruza. Y como aliadas, desde 'Gitanas', seis bailarinas que dieron dramatismo extra a un repertorio ya de por sí intenso a cualquiera de sus múltiples velocidades. Enlazó 'Gitanas' con 'La niña', sin tomar prisioneros, y tras dar las gracias a Lil' Kim, Missy Elliott y Lauryn Hill "por ser mujeres con voces", sedujo a la vez que impactó con las cadencias jamaicanas de 'Caja de madera', una de sus condenas de la violencia de género.
Cada vez que la cosa se ponía medio seria, Mala hacía lo posible por aligerar el ambiente. Sacó al elefante azul de la habitación con la mayor ligereza: "¿Qué pasa con Covid? ¿Ha venido Covid o no?", preguntó para la sonrisa generalizada, que asomaba bajo la mascarilla. Este nuevo complemento vital tampoco es un impedimento para el baile: el clásico 'Tengo un trato' y la dancehall 'Quién manda aquí' causaron escenas de higiénico despiporre. Con '33' volvió la Mala más rabiosa, que luego haría acto de presencia en 'Mátale' y 'Galaxias cercanas'.
Que siga la música
Durante un divertido intermedio, Mala cedió los focos por entero a sus bailarinas. Más adelante nos recordaba que está aquí no solo por ella misma, sino también por ellas y por toda la gente involucrada en su carrera. Ella quiere que la música siga. Puede hacerlo, si todos nos acostumbramos (ojalá solo por un tiempo) a guardar las precauciones básicas.
Tras el momento íntimo de 'Mami', mientras se secaban las lágrimas, nos pidió subir las manos al aire para 'Volveré', a la que siguieron, sin respiro, 'Volveré', 'Nanai', 'Toca toca', 'Aguante' y el reciente hit definitivo 'Dame bien'. Para el bis quedaron 'Agnus dei', un clásico total como 'Por la noche', 'Like' y el esponjoso pop jamaicano de 'Contigo'.
Abrió la jornada La Tiguerita, rapera de Cornellà en equilibrio entre, precisamente, la primera Mala Rodríguez (escuchen la radiante 'Cuentas pendientes') y el perreo de última generación.
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