EXPOSICIÓN

Daido Moriyama, fotografiar a lo Bruce Lee

La Fundación Foto Colectania acoge la muestra organizada con motivo de la concesión del Premio Hasselblad de Fotografía al genial fotógrafo japonés

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Mauricio Bernal

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Justo al comienzo de la exposición de Daido Moriyama hay una pared con 42 fotos que ilustran con suma expresividad su manera de entender la fotografía. Un parque de atracciones, clic. Un cigarrillo consumiéndose en el borde de un cenicero, clic. Unas flores marchitas, clic. Una valla, clic. Una pareja de recién casados, clic. Una piscina sombreada por los árboles, clic. Una chabola, clic. Una calle diurna, clic. Una calle nocturna, clic. Los bajos de una motocicleta, clic. Una pantalla de televisión, clic. Un andén de metro, clic. Lo expresa, y en esos términos, una de las comisarias de la muestra, Sarah Walker, cuando dice que "la vida es lo que buscaba fotografiar Moriyama", cuando recuerda que todos los días saca fotos y nunca deja de hacerlo, y cuando utiliza la analogía del parpadeo para describir la 'experiencia Moriyama': "Es como cuando vamos por la calle y parpadeamos. Vemos un niño llorando, clic, una pareja besándose, clic, una mujer riendo, clic". La vida de Moriyama es la fotografía, y su fotografía es la vida.

La muestra reabre con nuevo calendario tras un brevísimo recorrido en marzo truncado por la pandemia

El último galardonado con el Premio Hasselblad de Fotografía –el considerado Nobel de la especialidad– es objeto de una exposición reveladora de su particular, estética y cotidiana forma de ejercer el oficio en la galería de la Fundación Foto Colectania, en Barcelona. La exposición producida por la propia Fundación Hasselblad con motivo de la concesión del premio viajó a principios de marzo a la ciudad condal después de cuatro meses en la sede de la entidad en Gotemburgo, pero apenas tuvo recorrido debido al decreto de estado de alarma y el consiguiente confinamiento. Ahora, gracias a la desescalada, vuelve a estar abierta al público, y permanecerá hasta el 4 de octubre. El fotógrafo japonés es un grande, un artista cuya obra ha sido homenajeada en las grandes pinacotecas del mundo, desde la Tate Modern hasta el MOMA de Nueva York, y cuyo trabajo forma parte de las colecciones de centros como el Pompidou de París o el Museo Getty de Los Ángeles; un fotógrafo admirado globalmente. "Ya era hora, ¿no?", lo celebraron no pocos al conocer la noticia del Hassenblad.

Granulosas, borrosas y desenfocadas

Moriyama saca fotos cada día porque su ambición es esa: fotografiar la vida. Es tan literal en eso que en una entrevista cuyo vídeo está incluido en la muestra afirma que la cámara le permite, simplemente, "copiar el mundo". Amén de lo que una sentencia tan categórica dice sobre la reverencia que debe sentir por la máquina fotográfica en sí misma, quizá hay que tomarla como una prueba de humildad. Moriyama podrá ser un notario de mundo, pero no lo copia. Como todo artista merecedor de ese título, es el creador de un mundo propio, dueño de una mirada y una perspectiva sobre las cosas que llevan su nombre y apellido, y es al servicio de eso que está su técnica. Sus fotos, destaca la otra comisaria de la muestra, Louise Wolthers, "son con frecuencia granulosas, borrosas y desenfocadas", tres atributos que sustentan un corpus estético singular. Y así va Moriyama por la vida: con su cámara siempre a cuestas, siempre haciendo fotos y siempre en la búsqueda de "lo que es bello pero no convencionalmente bello", según Walker; para fotografiarlo a su manera.

"No pienses, siente, como díría Bruce Lee", responde el fotógrafo al ser preguntado por su estilo

Dado que fotografía la vida, Moriyama no da importancia a una fotografía por encima de otra; todas hablan a su manera de lo que ocurre en la calle. No hay jerarquía, y así es como está organizada la muestra: sin cronología, sin jerarquía, una celebración del azar, que es lo que mueve el mundo. 'Un diario', se llama acertadamente la muestra. "Hemos escogido las que más nos emocionaban, aunque naturalmente sin dejar de lado las más icónicas", explican las comisarias. Entre ellas brilla con especial intensidad 'Perro callejero', ese compendio de lo que es Moriyama: algo que se le cruza por la calle y que retrata a su manera. Nunca un perro callejero fue tan miserable y tan grandioso a la vez.

Todo esto Moriyama lo dice en menos palabras. Le preguntan en una entrevista: "¿Cómo describiría su estilo de fotografía?", y él responde: "No pienses, siente". "Como diría Bruce Lee".