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'Beats': un ejercicio de cálida nostalgia 'raver'

Esta comedia agridulce de Brian Welsh hereda parte del espíritu del 'Trainspotting' de Danny Boyle

Un fotograma de 'Beats'

Un fotograma de 'Beats' / periodico

Juan Manuel Freire

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Prima hermana nostálgica de 'Trainspotting', esta comedia agridulce de Brian Welsh se sitúa en Escocia en 1994, después de haberse publicado el libro de Irvine Welsh y antes de llegar la película de Danny Boyle. Ese fue el año en que el gobierno británico instauró una nueva Ley de Orden Público según la cual se acababan, entre otras cosas, las reuniones al aire libre con 'beats' repetitivos para más de un centenar de personas. Dos amigos adolescentes, Johnno (Cristian Ortega) y Spanner (Lorn Macdonald tratando de emular a Spud), se deciden a ir a una 'rave' ilegal antes de que el primero se vaya a vivir a un lugar mejor.

Personajes e historia pueden pecar de demasiado simples, pero se respira sinceridad y conocimiento de causa. Quizá por ajustarse al gris del entorno geográfico y social, Welsh opta por un blanco y negro que solo se rompe realmente en la parte de la rave, cuando entran en juego los visuales psicodélicos diseñados por Weirdcore, socio creativo de Aphex Twin. Tanto en este clímax como en el resto de 'Beats', la selección musical es mayúscula: supervisa este apartado JD Twitch, cofundador de la mítica noche de club Optimo (Espacio) en Glasgow (y así es, suena 'Optimo', de Liquid Liquid).

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