CRÍTICA DE CINE

'Huerfanos de Brooklyn': Una invitación a la lectura

Edward Norton adapta la magnífica novela homónima de Jonathan Lethem de forma desafortunada

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Huérfanos de Brooklyn'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Huérfanos de Brooklyn'. / periodico

Nando Salvà

Nando Salvà

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Como la estupenda novela homónima de Jonathan Lethem, la segunda película como director de Edward Norton acompaña a un detective aquejado de síndrome de Tourette que se sumerge en a compleja trama de corrupción civil. Su intención es usarlo como vehículo a bordo del que exponer formas de racismo, discriminación y gentrificación genuinamente americanas, pero se ve lastrada por una serie de subtramas superfluas, un empeño en explorar ideas únicamente a través de los diálogos y una incapacidad general para generar acción y tensión.

Asimismo, 'Huérfanos de Brooklyn' se desvía de su modelo de dos formas obviamente desafortunadas. En primer lugar, si la novela trasplantaba las dinámicas del noir clásico a la Nueva York contemporánea, la película se sitúa en 1957 para convertir en rutinariamente literal lo que en origen era traviesamente posmoderno, y en el proceso recrea de forma tan calculada los detalles de la época que su mundo acaba siendo impoluto e inerte como el escaparate de una boutique. En segundo lugar, leer el libro nos permitía acceder a la dañada mente de su protagonista, y explorar cómo las particularidades de su enfermedad afectaban para bien y para mal sus habilidades detectivescas. La película, en cambio, se contenta con

dejar que, en la piel del héroe, Norton sobreactúe como si le fuera la vida en ello.