CULTURA DE CUARENTENA

Estopa, Miguel Ríos, Manolo García, Mishima... eligen sus discos de confinamiento

Diez cantantes de nuestra escena eligen dos álbumes ajenos que los han acompañado a lo largo de la vida

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Jordi Bianciotto

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El confinamiento es propicio para la escucha de música y, más aún, de álbumes enteros, para los que a veces no disponemos de tiempo en nuestra vida ordinaria. Así que hemos pedido a diez cantantes destacados que elijan un par de discos fundamentales en sus vidas, favoritos a través del tiempo, si es posible incluyendo uno de tono positivo, para levantar los ánimos. La selección es muy amplia y va del nuevo flamenco al rock de garaje, pasando por el soul, el punk, la ‘cançó’, Italia, Colombia o Cuba.

DAVID MUÑOZ (ESTOPA)

El mayor de los Estopa no duda ni un segundo cuando se le pide el título de un disco importante en su vida y que no se canse de escuchar. “¡'El blues de la frontera!’, de Pata Negra!”. Álbum grabado en 1987 (y editado al año siguiente) por este grupo de Las 3.000 Viviendas, de Sevilla, una de las (muchas) joyas del sello Nuevos Medios, pieza clave del nuevo flamenco. “El disco rulaba por el barrio, en Cornellà, y siempre ha sido una influencia marcadísima para nosotros”, explica David. “Es la muestra del talento conjunto de los hermanos Amador, Rafael y Raimundo, con su mezcla de flamenco y géneros eléctricos, rumbas buenísimas y temas como ‘Camarón’ o ‘Yo me quedo en Sevilla’”. David cita otra pieza clave para él, ‘Deltoya’ (1992), de Extremoduro, que sitúa los orígenes de la vena rockera-punk de Estopa. “Me sé todas las canciones de memoria. Es ponerlo y... ojos en blanco”.

LLUÍS GAVALDÀ (ELS PETS)

El cantante y compositor se distancia del ámbito pop-rock asociado a Els Pets. Por un lado, una exuberante antología soul, ‘Gold’, de Smokey Robinson & The Miracles (2006), con sus hitos de los 60. “Cuando se habla de la Tamla Motown, la mayoría de las loas van dirigidas a primeras espadas como Marvin Gaye, The Supremes, Jackson 5 o The Temptations, pero si quieres encontrar al arquitecto de su sonido, ese es el gran Smokey Robinson. Escucha ‘Ooo, baby, baby’ y lo entenderás todo”, precisa. Y complementándolo, un clásico italiano: Claudio Baglioni con “Solo” (1977). “Entre el baladista romántico y el cantautor serio, su obra en los 70 fue la sublimación de la canción melódica italiana. Su cima creativa está probablemente en este disco conceptual sobre la soledad; un elepé aventurero, ecléctico y con una canción monumental que titulaba el disco: épica, sentida y memorable”.

MARIA ARNAL (MARIA ARNAL I MARCEL BAGÉS)

Maria Arnal, que antes del confinamiento trabajaba en el nuevo disco de su tándem con Marcel Bagés, edición planeada para otoño, selecciona dos álbumes vigorizantes, con poderes para levantar la moral. Uno es ‘Bonito que canta’ (2002), de Petrona Martínez, voz telúrica de la música colombiana en su cruda expresión afrocaribeña. “Esta mujer tiene una energía que lo anima todo. Me encanta meterme dentro de sus ritmos hipnóticos, cantar las letras responsoriales; me hace mover el cuerpo casi sin darme cuenta. Imposible no dejarme llevar por el torrente vitalista que contiene cada canción”, señala la cantante y compositora de Badalona. Su otra elección apunta al belga Stromae y su segundo álbum, ‘Racine carrée’ (2013). “Últimamente he vuelto a escuchar este disco”, revela. “Me encanta todo: las melodías, las letras, los arreglos, la producción. Siempre me inspira escucharlo”.

MANOLO GARCÍA

Desde un encierro que dice no sentarle mal ("soy un poco franciscano"), el cantante del Poble Nou nos destaca la importancia de dos álbumes surgidos en el contexto del punk y la new wave. Empezando por ‘London calling’, de The Clash (1979), “disco capital” del que subraya “su mensaje social, de reivindicar derechos y romper con las normas”, aun siendo un grupo “de clase obrera que se hizo millonario, lo cual era un problema”. The Clash representó “una marca en el tiempo y el segundo y último intento de romper con todo, porque en adelante hasta las bandas más salvajes del rock tendrían detrás al gran ‘business’”. Complementando ese álbum está el primero de Pretenders (1979). “Guitarras afiladas, temazos y la voz preciosa y sensual de Chrissie Hynde, una mujer liderando una banda de rock masculina, algo que no habíamos visto. Todos, los tíos y las tías, nos enamoramos de ella”.

ENRIC MONTEFUSCO

El que fuera timonel de Standstill destaca ‘TNT (1998), del grupo estadounidense experimental Tortoise, bandera del pos-rock. “Uno de mis discos favoritos de una de mis bandas favoritas”, remarca. “Es música progresiva y sofisticada, es jazz abierto y cercano al lenguaje del rock y es vanguardia popular influida por el minimalismo de Steve Reich”. Música instrumental “amable y compleja, muy evocadora”, que puedes escuchar “atentamente en su infinidad de capas y detalles, o dejarla de fondo si quieres mirar por el balcón o cortarte el flequillo”. Para transmitir buen rollo se queda con ‘Alegria’ (2001), de Antònia Font. “Disco clave del ‘pop en català’, juguetón y vitalista; es un chute de energía cada vez que suena”, confiesa. “La mitad de sus canciones son absolutamente redondas”. Y añade un plus argumental definitivo: “Además, habla de sofás, de lavavajillas y de extraterrestres”.

MARIA DEL MAR BONET

“No sé cuántos ejemplares de este disco me llegué a comprar, porque cuando venía alguien a casa lo regalaba. Creo que todavía tengo cuatro”, asegura Maria del Mar Bonet al respecto de ‘Liebeslied’ (1972), el resplandeciente debut en solitario de Toti Soler, a voz y guitarra clásica. “Sin disponer de una gran voz, Toti tiene todo lo que debe tener un buen cantante, incluyendo un oído increíble que lleva incorporado, y las canciones de este disco son preciosas” destaca la cantante mallorquina, si bien “cada álbum suyo es una belleza”. Sus preferencias apuntan también a una obra vitalista, ‘Buena Vista Social Club’ (1997), que rescató la música tradicional cubana. “Un disco que hace que me ponga a bailar en seguida”, confiesa la cantante y compositora, que destaca la producción de Ry Cooder y voces como Compay Segundo. “Solo por ‘Chan chan’ ya se merecía ganar todos los Grammy”.

MARTIRIO

Hay un disco que, a Maribel Quiñones, Martirio, le “cambió concepciones”. Y no solo a ella. “Adelantó el futuro y modificó los conceptos cerrados”. Es ‘La leyenda del tiempo’ (1979), de Camarón de la Isla, trabajo cocinado con cómplices que serían “protagonistas del futuro que venía, como Raimundo Amador, Tomatito, Kiko Veneno, los miembros de Alameda, Ricardo Pachón o Mario Pacheco, que hizo las fotos”. Entre todos “cambiaron la escucha y presentación del flamenco”. Camarón, “como gran líder, valiente e intérprete sin igual, conocedor y maestro de los cantes antiguos y creador de caminos nuevos”. Y como disco alegre y lúdico, apunta a ‘Bachata rosa’ (1990), de Juan Luis Guerra. “Siempre me planta una sonrisa. Hizo mundial la música popular dominicana, y he visto estadios enteros felices, bailando y cantando estas canciones. Sentir, oír, bailar... ¡Obra maestra para disfrutar!”.

DAVID CARABÉN (MISHIMA)

El cantante y compositor de Mishima no se corta y elige dos discos del mismo autor, el cantautor country-folk estadounidense John Prine, empezando por el primero, homónimo, de 1971. “Uno de esos debuts de un artista, como el de Leonard Cohen, que contiene hasta un tercio de las canciones que se incluirán entre sus grandes éxitos 50 años más tarde, después de una carrera a la altura”, estima Carabén, que lo ensalza como “letrista inmenso”, capaz de presentarnos “personajes inauditos y describirnos emociones complejas con palabras muy sencillas, demostrando un repertorio inagotable de recursos”. Prine está combatiendo estos días el Covid-19, “después de haber sobrevivido a dos cánceres, justo cuando parecía recuperar su lugar entre la élite del mejor ‘songwriting’”. Por eso elige también su disco más reciente, obra reconstituyente, ‘The tree of forgiveness’ (2018). “Maravilloso”.

MAIKA MAKOVSKI

Rock garajero pata negra acuñado en Detroit y arrollador soul-funk de autor: esa es la doble receta de la mallorquina. ‘Fun house’ (1970), de The Stooges, la ‘kamikaze’ banda de Iggy Pop, la impactó por su implosión del rock’n’roll. “No sé por qué, la mayor parte de las bandas nunca ‘rompen’: se quedan en un lugar seguro, correcto, agradable, bonito, o dentro de un estilo. Ellos no”, valora. Tanto este disco como ‘Raw power’ (1973), “representan mucho de lo que hace que la música sea excitante, más allá del género, y que tiene que ver con estar en el abismo”. En otro orden, Makovski reivindica ‘Roots’ (1971), segundo disco en solitario de Curtis Mayfield, tras The Impressions. “Me lo puse la otra noche después de mucho tiempo y me hizo muy feliz. Espero que a alguien más le entre el gusanillo de escuchar este disco tremendo. El ‘groove’, las composiciones, la voz de Curtis…”

MIGUEL RÍOS

El cantante más totémico del rock español acude a dos álbumes que marcaron a su generación (y a las siguientes). Un clásico de cabecera es ‘Harvest’ (1972), de Neil Young, obra de carácter recogido, acústico y melancólico. “Puede considerarse el fiel reflejo de una época en la que el rock se convirtió en la expresión cultural más potente”, indica la voz de ‘Santa Lucía’. Con canciones como ‘Heart of gold’, que es “un chute de espiritualidad inestimable, para tiempos difíciles como los que vivimos”. Su apuesta más euforizante es, sin mayores rodeos, el icono ‘Sgt.Pepper’s Lonely Hearts Club Band’, de The Beatles (1967). Su primera canción, la que le da título, “es el pórtico de la gloria de uno de los discos más importantes de la historia de la música. ¡De toda la música! Un masaje emocional para soportar los marrones de la pandemia. ¡Es la promesa de ‘Getting better’!”.