ESPERADO RETORNO

Núria Espert regresa al Romea, su cuna teatral

La aclamada actriz, que debutó en el teatro de la calle del Hospital siendo una niña, vuelve a sus 84 años con 'Romancero gitano', de Lorca

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Marta Cervera

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Para la aclamada actriz Núria Espert (L'Hospitalet de Llobregat, 1935) volver a partir de este miércoles al teatro donde empezó su carrera a los 13 años es como cerrar un círculo, reconoce a sus 84 años, mirando a la entrada del teatro de la calle del Hospital. Espert fue descubierta en un Cau d'Art, uno de esos desaparecidos cafés con un pequeño escenario y piano donde acudía con su familia. Le gustaba subir a escena. Fue allí donde la descubrió un hombre que buscaba una niña para participar en una obra infantil en el Romea. "Yo entonces no tenía vocación teatral, soñaba con ser bailarina. Aquí cambió mi vida. Descubrí qué quería ser al segundo año de hacer papeles minúsculos en los infantiles, observando entre bastidores. Al tercer año ya aparecí en una función de adultos", recuerda emocionada.

Ha trabajado en el Romea en númerosas ocasiones, las últimas fueron en los años 80 cuando interpretó 'La tempestad', de Shakespeare, en 1983, dirigida por Jorge Lavelli, y 'Las criadas', de Jean Genet, en 1985, en el premiado montaje que su compañía remontó en homenaje al director Víctor García. Por todo este tiempo transcurrido y por toda la historia que la une a este teatro, su regreso a esta sala hasta el día 26 con 'Romancero Gitano', de Lorca, dirigida por Lluís Pasqual, es "importantísimo en la historia del Romea", destaca Josep Maria Pou, director artístico del teatro.

Para Espert también lo es. "Estas tres semanas en el Romea me provocan una emoción muy diferente a la que tuve cuando estrené la obra en el Teatro de la Abadía". Para esta actriz y directora de fama internacional "el Romea siempre será especial porque aquí empezó todo". Dio sus primeros pasos junto Julieta Serrano. Juntas compartieron el camerino del segundo piso, lo primero que ha querido visitar a su regreso. "Julieta y yo éramos dos niñas. Entramos en el Romea como dos aficionadas y salimos siendo actrices. Este teatro me convirtió en actriz", dice. Ahora solo desea que todos esos recuerdos "no me remuevan demasiado ni interfieran en mi trabajo".

Conexión y duende

En el montaje Espert no solo recita a Lorca, vive sus textos como si los escribiera. Este 'Romancero gitano' concentra reflexiones acerca del teatro y de la vida, tanto la suya -"cuando hablo de mí lo hago en catalán, la lengua de mi madre", explica- como la de la Lorca. "Dura solo una hora pero es muy intenso. El público no sale igual que entra". Ella tampoco. "Al acabar necesito media hora a solas para recomponerme hasta que vuelvo a estar presentable", confiesa Espert, a quien vimos por última vez en Barcelona con el desgarrador 'Incendios', de Wajdi Mouawad, dirigida por Mario Gas. En los versos de Federico, como ella llama a García Lorca, se mezclan su amor y el de Pasqual por la obra del poeta con el que Espert siempre han tenido una conexión especial. Ella que ha representado 'Yerma', 'Doña Rosita la soltera' y 'La casa de Bernarda Alba', hilvanará en el Romea versos de 'Romance sonámbulo', el 'Romance de la luna, luna' y el de 'La muerte de Antoñito el Camborio' para trenzar un espectáculo lleno de duende. "Los poemas de Lorca solo hace falta entenderlos, sentirlos. Lorca es tan grande que todas las miradas hallan caminos nuevos." 

Vive entre la capital de España y la de Catalunya pero "nunca he tenido el corazón 'partío' entre Madrid y Barcelona", afirma. "Si siempre hago tantas giras y me movilizo es porque temo que la gente olvide que solo la cultura arreglará esto tan díficil que es vivir. Actualmente el mundo está muy complicado". Pero evita el pesimismo: "Los cambios siempre dan miedo pero son necesarios. Lo que somos hoy es fruto de miles de cambios. Hay que quitarse el miedo y vivir lo mejor posible".