CRÍTICA DE LIBROS

'Alegría': lucha contra el olvido

La novelia con la que Manuel Vilas quedó finalista del Planeta despliega una gran sabiduría serena

El escritor Manuel Vilas

El escritor Manuel Vilas / periodico

Ricardo Baixeras

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Si en el monte perdido de Ordesa Manuel Vilas (Barbastro, 1962) se abrió de par en par al dolor y al hundimiento por el paso –y el peso- de un huracán llamado vida y por los padres ausentes y “las cosas que se pierden”, si en aquel libro reconfiguró a su modo, y desde la voz de un gran Vilas, su propia historia y la verdad de las mentiras, a saber, el juego de la autobiografía hecha carne verdadera y no moda posmoderna caducada, en esta 'Alegría' entrega no tanto la segunda parte como el envés de una misma moneda.

Porque sigue en este libro aquel acontecer cotidiano de una clase media orgullosa de serlo, aquella mirada de niño pura en una España amarga y sutil, porque Vilas ausculta en un viaje de ida y vuelta a los padres que siguen ausentes, a los hijos que querría más presentes y a Mo, su mujer y compañera. Y porque aquí sigue la búsqueda de un sentido al dolor de la alegría y por eso el pórtico de esta inolvidable novela se inicia con unos versos de José Hierro: “Llegué por el dolor a la alegría./ Supe por el dolor que el alma existe.”

Vilas ha conseguido, otra vez, petrificar el pasado (“… el pasado es un acto de belleza”), detener el tiempo de la culpa y el dolor, luchar contra el olvido, querer a los más cercanos, dar voz a la alegría sincera de la misericordia (“Porque la llave para entrar en el reino de los muertos se llama amor, o compasión. Es mentira. No se llama así. Se llama misericordia.”), narrar en color el olor de una época en blanco y negro y escribir una prosa como los ángeles. Vendrán otros libros, pero en este díptico quedarála sabiduría serena de unas vidas sencillas que, como quería Sófocles para el amor, se tornan “invencible(s) en el combate.”