CRÍTICA DE SERIE
Nuestro hombre en Damasco
Baron Cohen sale bastante bien librado en su primera experiencia en un relato de espionaje tenso y dramático
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Quim Casas
Casi todos los cómicos han abrazado, en un momento u otro, la causa del relato serio. Charles Chaplin hizo melodramas insuperables a pesar de ser uno de los maestros de la comedia muda. Jerry Lewis dejó inacabado un filme sobre un payaso recluido en un campo de exterminio durante el nazismo. Peter Sellers fue capaz de interpretar al inspector Clouseau y severos personajes en el cine de Stanley Kubrick. Woody Allen ha alternado comedias y dramas. Y Jim Carrey demostró sus habilidades fuera de la comedia disparatada al protagonizar 'El show de Truman' y '¡Olvídate de mí!'
El último cómico en sumarse a ese cambio es el británico Sacha Baron Cohen. Es un giro trascendental, ya que el espectador está acostumbrado a un tipo de registro y no siempre es fácil convencerle de las capacidades en otro estilo distinto. En la miniserie 'El espía', Baron Cohen se aleja de la imagen grotesca y provocadora de 'Borat', 'Brüno' y 'El dictador'.
Operación de alto riesgo
Aquí encarna a un egipcio que, a principios de los años 60, es reclutado por el Mossad israelí para formarse como agente y realizar una operación de alto riesgo en Damasco durante varios años. Israel desconfiaba de Siria y las coaliciones árabes. El Mossad estaba ciego y sordo ante lo que preparaba el enemigo. Eli Cohen, el personaje real que interpreta Baron Cohen, cumplió con creces su cometido.
Pero la serie comienza en mayo de 1965, con Cohen apresado y torturado. En retrospectiva, aunque sin significativos saltos temporales y con una narración cronológica y clásica, se nos cuenta el aprendizaje, primeras misiones en Buenos Aires y estancia en Damasco, todo ello mezclado con aspectos de su vida privada y la del agente que le recluta, encarnado por el siempre espléndido Noah Emmerich.
Pátina estilosa
Estamos en los tiempos en los que una batidora eléctrica servía para ocultar el dispositivo para enviar mensajes cifrados, la dinamita se escondía en una pastilla de jabón y las microfotografías cruzaban la frontera dentro de mesas y jarrones de exportación. El creador, guionista y director de la serie, Gideon Raff, sabe de que va esto: es el autor de 'Hatufim', la serie sobre el conflicto palestino-israelí que sería adaptada por la televisión estadounidense en 'Homeland'. Raff imprime una pátina muy estilosa, con colores tenues, casi en blanco y negro. Y Baron Cohen sale bastante bien librado en su primera experiencia en un relato de espionaje tenso y dramático.
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