DISCO DE LA SEMANA

Lloyd Cole, el arte de la canción

El músico británico, exlíder de Lloyd Cole and the Commotions, se transforma en cantautor electrónico en el refinado 'Guesswork'

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Jordi Bianciotto

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Demos un puñetazo sobre la mesa para reivindicar a Lloyd Cole, un tipo que a caballo de los 80 y los 90 gozó de una merecida notoriedad. Primero, al frente de The Commotions, con la música británica más americana de su tiempo, simbolizada por aquel álbum íntimo y majestuoso, envuelto en violines, llamado ‘Rattlesnakes’, y poco después, con una trayectoria en solitario con la que se las arregló para desviarse de ambos carriles del ‘mainstream’: tanto del general como del alternativo.

Y bien, Lloyd Cole nunca ha dejado de hacer discos ni de moverse como creador, moviendo el acento desde el trovador acústico a la modulación rockera y abriendo en ocasionales espacios para la electrónica. En este último campo se sitúa ‘Guesswork’, que dialoga, en términos de textura instrumental, con el ya lejano ‘Plastic wood’ (2001) o los más próximos álbumes grabados a medias con el docto Hans-Joachim Roedelius, el que fuera cofundador del grupo seminal de la electrónica alemana Cluster.

Frío y calor

En ‘Guesswork’, título que significa ‘conjeturas’, Lloyd Cole asombra porque se muestra tocado todavía por el don de hacer canciones emocionantes, y porque sigue siendo él mismo con materiales distintos a los que ha manejado insistentemente desde su juventud. Comenzando por la declaración de madurez de ‘The over under’, donde la arquitectura digital suena cálida y turbadora. La primera en la frente. Y desde esa cima, el álbum mantiene una elegante tensión a través de ‘Night sweats’ (donde se presenta como “un cabrón difícil”) y de ese ‘single’ cautivador titulado ‘Violins’, con un texto apocalíptico y que viene acompañado de un vídeo con un piano en llamas en medio de la montaña.

Quizá Lloyd Cole hacía ya música adulta cuando todavía no lo era, y es ahora cuando hace las canciones apropiadas para la edad que siempre aparentó tener. Pero ‘Guesswork’ es cualquier cosa menos autocomplaciente. Acercándose a la sesentena, el autor de ‘Are your ready to be heartbroken?’ ha alcanzado el punto más elevado, aquel en que el arte de la canción se filtra a través de las herramientas empleadas, sean cuales sean. En su caso, doble pirueta, logrando que le sigan en sus pesquisas tecnológicas tres viejos compinches, Fred Maher (el batería de ‘New York’, de Lou Reed) y dos ex-‘commotions’, Neil Clark y Blair Cowan.

Se le ve sólido, confortable, en ese papel de cantautor synth-pop, absorbiendo viejas enseñanzas de Brian Eno y de la electrónica germánica, y haciéndolas suyas con ánimo envolvente, conmovedor o, a veces, sutilmente irónico, a la manera del Cohen de ‘I’m your man’. Hay que dejarse enredar por ‘Remains’ y ‘When I came down from the mountain’ y degustar a este Lloyd Cole capaz de esas altas cotas cuando tanta gente ya no se acordaba de él, sirviendo una vez más al impulso de hacer lo que cree que debe hacer.