ESTRENO TEATRAL

El submundo de la Bodega Bohemia inspira 'El desguace de las musas'

Gabino Diego se une al Teatro de la Zaranda para reivindicar las populares de 'varietés' protagonizadas por vedetes y artistas de todo pelaje

obra  El desguace de las musas

obra El desguace de las musas / periodico

Marta Cervera

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Gabino Diego se une a la veterana compañía La Zaranda para defender a esos artistas que no tuvieron tanta suerte como él y que dejaron su vida en espacios como la Bodega Bohemia del Barrio Chino (hoy Raval) o lugares parecidos. 'El desguace de las musas', la nueva obra de Eusebio Calonge, dirigida por Francisco Sánchez (Paco de La Zaranda), sitúa al espectador ante un universo habitado por espíritus, como ese cómico de pacotilla que es Melvin Kentuky o Doris de Montparnasse, ajada y entrada en carnes vedete travestida que se prepara para el último acto. La escenografía, compuesta por elementos sencillos como barras de acero que lo mismo pueden remitir a andamios que al 'pool dance', de donde cuelgan telas de lentejuelas y brillos desfasados, traslada al espectador a un espacio no tan lejano.

Bajo la luz de los focos, esforzadas cupletistas, viejas glorias de una época pasada, revivirán cada noche en el Romea hasta el 24 de marzo con esta coprodución de La Zaranda, Focus y el Teatro Español. Un montaje lleno de verdad, capaz de hacer reír y conmover por igual. "En nuestra juventud descubrimos la Bohemia, ese mundo de antro, tan poético y tan dado a la nostalgia”, comenta el autor, todavía fascinado por la capacidad de esa gente "que no hacían un 'lorca' o un 'shakespeare' pero tenían esa relación tan directa y tan cruel también con el público que echo de menos en el teatro".

"La obra critica un mundo que se precipita hacia la banalidad más absoluta"

Eusebio Calonge

Inmma Barrionuevo, MªÁngeles Pérez-Muñoz, Gaspar Campuzano y Enrique Bustos se unen al resto de los ya nombrados en esta evocación del mundo de las 'varietés', llena de simbolismo y alegorías para rendir homenaje a todas esas figuras que quedaron "al margen de la transición teatral e histórica". Aunque habla del pasado está plagada de referentes culturales actuales. "La obra critica un mundo que se precipita hacia la banalidad más absoluta". Con una mezcla de humor perturbador y desgarro tan singular, La Zaranda quiere dejar claro que "los colorines, los brillos, el papel couché y las alfombras rojas simplemente simulan que el teatro y la poesía ya no interesan a nadie".   

El espectáculo quiere dignificar la grandeza de personas que estuvieron en los márgenes de lo que convencionalmente se entiende por cultura. "Mis personajes buscan siempre la vibración de un dolor. Debían tener una vocación de casi hierro para poder enfrentarse al público desafiando a malos músicos, entre reyertas y todo tipo de calamidades", ha indicado con ganas de reivindicar a personajes que van a contracorriente y resisten como pueden entre el rencor y la rabia. "El mundo de la cultura no puede dejar caer en el olvido ese teatro popular, de raíz, que aquí surgió en el Paralelo y que es un afluente necesario para el teatro tan saturado de vanguardia y de modernidad".

"La base de La Zaranda es el juego. Ha sido mágico trabajar con ellos"

Gabino Diego

Para el director y actor Francisco Sánchez, "los personajes salen de las entrañas". Su objetivo como intérprete es siempre "intentar huir de lo que uno sabe porque en el arte debes de desordenarte para ordenarte. Si intentas que el personaje sea de una manera determinada él puede más que tú. Es cuando te desordenas cuando empiezan a aparecer cosas", ha declarado este histórico miembro del este aclamado grupo jerezano con 40 años de historia a sus espaldas. Como en otras ocasiones, el proceso creativo ha sido laborioso. Dos intensos meses en busca de esa poética de la verdad marca de la casa.

"La base de La Zaranda es el juego", afirma el popular actor Gabino Diego, que nunca había estrenado una obra con ellos aunque ensayó durante más de un mes 'La extinta poética', un montaje anterior que, sin embargo, no pudo hacer. Ahora sí ha llegado a buen puerto con este proyecto y está encantado. "Ha sido mágico trabajar con ellos porque por más que juegues, como ya hice en mi espectáculo 'Una noche con Gabino', uno ha de saber qué quiere y qué descarta. Ellos, tienen una capacidad grandiosa para ver en seguida dónde están el teatro o las imágenes". 'El desguace de las musas' es toda una lección.