CRÍTICA DE CINE

Crítica de 'La casa de Jack', de Lars von Trier: el asesino y el artista

El siempre provocador Lars von Trier ofrece aquí una mezcla de juego perverso, comedia negra, 'thriller' naturalista y retrato de un demente compulsivo

Estrenos de la semana. Tráiler de 'La casa de Jack' (2019)

Estrenos de la semana. Tráiler de 'La casa de Jack' (2019) / periodico

Quim Casas

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Ya tenemos aquí la última entrega del siempre agresivo y provocador temario de Lars von Trier, genio o farsante, apocalíptico o integrado, severo o sarcástico. En 'La casa de Jack' toma como centro de sus disquisiciones a un asesino en serie cuyos recuerdos (los de cinco crímenes que perpetró, básicamente en mujeres, a cual más sádico y geométrico) le sirven para plantearse cuestiones teóricamente sacrosantas sobre el artista y la sociedad. No es que el cineasta danés se identifique con el personaje, pero Von Trier no deja de situarse en el centro del mismo debate que propone y, además, utiliza imágenes de sus anteriores películas para certificarlo.

Matt Dillon le secunda muy bien en esta mezcla de juego perverso, comedia negra, 'thriller' naturalista, retrato de un demente compulsivo y, en su epílogo, recreación pictórica en la que un lienzo de Delacroix sobre Dante se da la mano con un imposible Orfeo en una delirante 'catábasis', término griego que ilustra el descenso del héroe al inframundo.

No creo que el director de 'Melancolía' –filme que también tenía una secuencia tan hiperrealista entre cine, fotografía y pintura como esta recreación de 'La barca de Dante' de Delacroix– esté equiparando a su asesino con obsesiones compulsivas con un héroe mitológico, pero ese epílogo conducido por el émulo de Virgilio que interpreta Bruno Ganz deja las cosas aún mucho más removidas que al inicio.