polémica

Banksy: ¿ángel o demonio?

Las acciones del anónimo creador y las cifras que genera ponen en duda su discurso antisistema

zentauroepp45764714 visitors take photographs of the  replica separation barrier181107205745

zentauroepp45764714 visitors take photographs of the replica separation barrier181107205745 / SIMON DAWSON / REUTERS

Natàlia Farré

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La acción de Banksy de destrucción de una obra en plena subasta ('Guirl with ballon') creó otra obra ('Love is the bin') además de un montón de dudas. La primera pasa por cuestionar el discurso contracultural, antisistema y social del artista. Pues triturar su propia obra por mucho que suponga una crítica al sistema del arte y una burla a los ricos coleccionistas dispuestos a gastar grandes sumas de dinero, supuso también un paso más en su revaloración dentro del propio sistema, que lo avala y lo adopta, lleva tiempo haciéndolo, como una más de sus gallinas de los huevos de oro.

Lo que lleva a muchos de sus críticos a hablar de impostura y de bailarle el agua al capitalismo. Y más si la casa donde se subastó la pieza sabía lo que pasaría, como apuntan muchos expertos: se subastó al final, donde nunca se ponen las grandes obras; y afirman que es imposible que no se detectara el mecanismo de destrucción que incluía el marco... Sea como sea, todas estas acciones acaban beneficiando a Banksy: se puede dudar de que las ganancias sean económicas, que las hay, pero de los beneficios que le reporta en cuanto a imagen, no. Así, que uno no sabe si existe cierta hipocresía en sus acciones o si la burla se lleva hasta el final riéndose de los ricos y encima llevándose parte del beneficio (ni que sea intangible).

Banksy hace graffiti, sí; pero también realiza óleos, acrílicos, esculturas y grabados que vende a través de su propia oficina, la misma que certifica la autenticidad de las piezas callejeras: Pest Control, y tiene un agente con estrategia comercial. Vamos, que genera un montón de ganancias que él no niega. Aunque se defiende. En una entrevista por correo electrónico (nadie sabe quién o quiénes se esconden detrás de Bansky), afirmaba hace unos años al 'New Yorker': "Me han llamado vendedor, pero regalo miles de pinturas. ¿Cuántas más quieres? […] El dinero que mi trabajo genera últimamente me hace sentir un poco incómodo […]. No creo que sea posible hacer arte sobre la pobreza del mundo y luego amontonar dinero. Es demasiada ironía incluso para mí. […]. Me encanta la forma en que el capitalismo es capaz de encontrar un lugar incluso para sus enemigos". ¿Ángel o demonio?

TEMAS