LIBRO DE LA SEMANA

El filósofo como policía

Piglia pone en entredicho la conciencia del escritor y del lector a través del comisario Croce y de unas ficciones paraonicas que giran alrededor de un enigma

Ricardo Piglia, en Barcelona, en el 2013.

Ricardo Piglia, en Barcelona, en el 2013. / JOAN PUIG

Ricardo Baixeras

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En 'Crítica y ficción' aparece una declaración de Ricardo Piglia (Adrogué, 1941-Buenos Aires, 2017) que sería un modo perfecto de leer 'Los casos del comisario Croce': “Las reglas del policial clásico se afirman sobre todo en el fetiche de la inteligencia pura”. Este libro de cuentos agrupados bajo la figura del emblemático Croce, comisario que ya había aparecido en 'Blanco nocturno' (2010), lleva hasta la extenuación “las categorías trascendentales del pensar” kantianas. Es por ello que el comisario Croce más que un investigador es un filósofo que reza hasta la extenuación un mandamiento absoluto e irreductible: "El destino verdadero de un kantiano es la escuela de policía". ¿Qué investigador policial sería capaz de soltar dos proposiciones como el “crimen escondía la verdad de la sociedad; era el en-sí del mundo” o las “apariencias 'no' engañan, son la base de mi trabajo [...] Yo busco lo igual. El parecido en la superficie. El modo en que aparece y se manifiesta en lo similar y en lo que se repite, lo cierto”?

Escrito cuando la Esclerosis Lateral Amiotrófica (E.L.A.) daba sus últimos coletazos mortales y gracias a “Tobii, un 'hardware' que permite escribir con la mirada”, según reza la nota final, este libro permite adentrarse en una de las pasiones constantes e irreductibles de Piglia a lo largo de toda su trayectoria como editor, profesor, lector y escritor: el relato policial. Aquí los casos a resolver tienen que ver más que con resoluciones finales satisfactorias con el modo de proceder de Croce, para quien lo imperceptible es lo “que no se ve a primera vista. No es lo invisible, es lo que está ausente en el momento de ver. Es lo que no se puede pensar, es el exceso”. Paradigmático, en este sentido, el cuento final 'El método'.

Homenaje a Borges

Todos los casos descritos explicitan el modo que tiene el comisario Croce -y Piglia- de ser otro, como quería Borges, figura sobre la que recae un homenaje póstumo en 'La conferencia'. Entender una trama que está fracturada por el peso omnívoro de la fuerza irresistible de unos hechos consumados parece ser uno de los mandamientos incuestionables del comisario Croce. Es decir: contar el proceso de los acontecimientos, dar cuenta no tanto de la solución de los hechos acaecidos cuanto del relato invisible que los une: “La literatura policial se funda en la tensión insalvable entre el crimen y el relato. En realidad, es una diferencia esencial: el crimen tiende al silencio, a la huella borrada, y está fuera del lenguaje, mientras que el relato hace hablar a lo que se mantiene oculto, dice de más, revela y relata”. Una poética del silencio que le va como anillo al dedo a cuentos como 'La película', 'El Astrólogo', 'La excepción' o 'La señora X' porque se mueven admirablemente entre la especulación narrativa de lo no dicho y el hueco voraz de un conflicto silencioso de identidades por descubrir.

El hilo que une estos relatos es una suerte de juego especular en el interior de unas ficciones paranoicas que giran en torno a un enigma, un secreto o un misterio. Lo decisivo no es si se resuelve satisfactoriamente el caso, sino de qué modo Piglia consigue que el mismo relato se convierta en una investigación filosófica que pone en entredicho la conciencia de quien escribe y de quien lee. Delirio de las letras en busca de un sentido unívoco imposible.