CRÍTICA DE CINE

'Misión: Imposible - Fallout': el espectáculo definitivo

Tom Cruise y el director Christopher McQuarrie han conseguido ofrecer una de las películas más deslumbrantes dentro del género del 'blockbuster' de infarto

Beatriz Martínez

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Si algo ha conseguido ‘Misión imposible’ a lo largo de más de 20 años es demostrar su espíritu de supervivencia dentro del competitivo cine de acción contemporáneo. Y es que Tom Cruise ha sido testigo de cómo su franquicia superara tantos obstáculos como su propio personaje en la ficción, el incombustible Ethan Hunt, y siempre lograba salir indemne. Así, mientras el centro de atención parecía desviarse al nuevo James Bond o al revolucionario estilo inmersivo de Paul Grengrass en la saga Bourne, él parecía esperar su oportunidad para demostrar la imbatibilidad de su propuesta. Después de confiar cada nuevo capítulo a un director con una personalidad fílmica arrolladora (desde la sofisticación de Brian de Palma a la grandilocuencia de John Woo pasando por las manipulaciones narrativas de J.J. Abrams y el universo animado de Brad Bird), ahora parece haber encontrado la horma a su zapato en Christopher McQuarrie, un director que se pliega totalmente a sus intereses al mismo tiempo que consigue dejar su impronta a través de una ejecución limpia y milimétricamente estudiada.

En ese sentido, Cruise ha cumplido su venganza y ha conseguido ofrecer una de las películas más deslumbrantes dentro del género del blockbuster de infarto‘Misión: Imposible - Fallout’ es una auténtica sinfonía de vertiginoso entretenimiento que podría considerarse un compendio a modo de grandes éxitos de la saga en la que hay espacio para las peleas cuerpo a cuerpo, las persecuciones trepidantes y la explosión adrenalítica. Hunt se erige además como un héroe trágico, por primera vez frágil y superado por las circunstancias en medio de ese marasmo hiperbólico en el que se encuentra sumido, pero con la determinación de un kamikaze, se juega literalmente la vida para ofrecer un espectáculo definitivo