El flamenco y la burlesca se aúnan en "Franito", del actor Patrice Thibaud
Las personas pueden verse enfrentadas "por religiones, ideologías y clases sociales", no obstante, la comedia es capaz de "hacer reír a todos por igual", por eso el francés Patrice Thibaud se vuelve a inspirar para su comedia "flamenca" "Franito" en los "anónimos" con los que se cruza por la calle.
Thibaud representa hoy y mañana en el escenario del Instituto Francés "Franito", en la que vuelve a adentrarse "en terrenos desconocidos, huyendo de la monotonía" e intentando seguir sus inspiraciones espontáneas, explica el célebre actor francés (Burdeos, 1964) en una entrevista con
"Franito", detalla, es "flamenca y burlesca, toda una aventura", un "homenaje a la mujer española" y al arte jondo que busca mostrar un mensaje positivo y conmovedor de la lucha del ser humano en un entorno desfavorecido.
Después del éxito cosechado en España con su anterior obra, "Fair-Play" (2013), Thibaud vuelve a la capital para interpretar el papel de una madre española, "la típica que te da un beso después de abofetearte para disimular", que se enfrentará al reto de tener que cuidar sola a su hijo en un contexto económico desfavorable.
Para esta obra, su cuarto espectáculo, se ha asociado con el bailarín Fran Espinosa y el guitarrista Cédric Diot.
El espectáculo se estructura como un juego, con rápidos momentos alrededor de la mesa para discutir las secuencias, y vueltas al escenario para comprobar que el conjunto se sostiene.
Esa situación es representada en una función que aúna la poesía, la música, el baile, el cante y, sobre todo, mucho humor: "Cuido mucho los detalles para sorprender al público, tratando que la gente se ría sin buscar mucha explicación. Es algo espontáneo, como era el humor de Chapplin o Keaton", precisa.
El resultado de esta obra, tal y como explica, es una combinación de influencias que le trasmitió su abuelo español, su "figura paternal" inculcándole el "valor de fijarse en los detalles", "la importancia de hacer reír con el cuerpo" y la "riqueza del humor español", mientras le ponía películas de cine mudo durante su infancia.
"El humor español me encanta, su público es más vivo, mucho menos contenido que el francés. Aquí puedes ir a un bar y cantar, bailar y pasarlo bien. En cambio, en Francia la gente es más pudorosa, prefieren aparentar ser más inteligentes y no reirse", compara.
A pesar de su anterior contacto con el público español y su cultura, Thibaud jamás se imaginó hacer este tipo de obra, debido a que no le presentaba ninguna novedad estimulante, sin embargo, todo cambió cuando conoció a Fran Espinosa.
"Un día vi a un bailarín que tenía el cuerpo de Sancho Panza y me quedé fascinado. Jamás había visto algo igual. Una vez que supe que podía tener un bailaor de ese estilo, decidí que podía hacer una obra diferente", apunta.
Thibaud interpreta el papel de una madre española "sin abusar de su superioridad", tanto que a veces se transforma en una gallina o en un canario y Espinosa es Franito, un muchacho sabio y dócil, cuyos pies son incapaces de permanecer inmóviles.
Ambos y el guitarrista conforman una obra que "se escucha tanto como se mira", un popurrí de sonidos flamencos, gestos cómicos y onomatopeyas de lo burlesco.
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