ENTREVISTA

Alex Ross Perry: "Me gustan los 80 porque todo estaba hecho por seres humanos"

El festival Americana dedica una retrospectiva a este director emblemático del cine 'indie' reciente

El director Alex Ross Perry, invitado del festival Americana.

El director Alex Ross Perry, invitado del festival Americana.

Juan Manuel Freire

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El festival Americana dedica una retrospectiva a este director emblemático del cine independiente reciente, heredero de las virtudes del New American Cinema, el Woody Allen de los 80 y Philip Roth. Hoy, miércoles, presenta 'Golden exits' en la sala 1 de los Cinemes Girona (21.45 h.).

Las tipografías de los créditos, algunas técnicas de cámara, el grano… Todo en sus películas rezuma años 70. ¿No fue realmente la mejor década para el cine americano?

Hay un montón de pelis por redescubrir de esos años, pero los 80 me han marcado por igual, si no más. Crecí en esa época. Nací en 1984. Todo lo que salió entre cinco años antes y cinco años después, a nivel de películas, libros, lo que sea, me afecta de forma especial.

¿Llega a entender el porqué?

Cuando miras las cosas de aquellos años, tienes la sensación de estar ante algo auténtico. Algo hecho a mano. Eso me excita a nivel estético. Arquitectura, mobiliario, ropa, la portada de un libro… Por entonces todo esto lo hacían seres humanos, no máquinas en una cadena de montaje.

Sus películas se mueven de maneras misteriosas. ¿Cómo es su proceso de escritura?

Depende de cada proyecto. En el caso de 'The color wheel' [comedia irresistible que presenta el miércoles, día 7, en la Filmoteca de Catalunya], escribí todo el guion solo con la idea de llegar a un final que ya había concebido y que me interesaba. Desde entonces, todo ha empezado con un personaje o dos en busca de un argumento. Pienso en las películas, en cada elemento, durante años, pero luego escribo el guion muy rápido, en cuestión de veinte días. Me ahorro el bloqueo creativo porque no me siento a escribir hasta que lo tengo todo atado.

Pero también parece confiar en la improvisación para dar vitalidad a sus películas.

En 'The color wheel', el reparto se compone de actores no profesionales, yo incluido. No sabíamos aprender líneas, así que improvisábamos o hacíamos variaciones de lo que había en el papel. En 'Listen up Philip' ya tuve a actores profesionales y me entusiasmó descubrir que en el rodaje pueden aparecer mil nuevas ideas; alguien como Jason Schwartzman tiene un millón de ideas al minuto. Cuando escribía 'Queen of Earth' ya dejé espacio libre para que Elisabeth Moss añadiera cuanto le apeteciera. Sabía qué debía pasar, pero no siempre el proceso.

Con el tiempo, se ha ido volviendo más serio. Algunos describen 'Golden exits' como comedia negra, pero yo diría que es un drama directo. ¿O hay un elemento de sátira oscura en la descripción de esos neoyorquinos un tanto absortos en sí mismos?

No, no, para mí también es un drama. Hay momentos que pueden resultar divertidos porque los personajes están en situaciones incómodas. Pero desde el principio me propuse hacer una película sin bromas. Tanto 'The color wheel' como 'Listen up Philip' tienen bromas; de hecho, llegamos a hacer pases de prueba para ver si la gente reía.

Se puede sonreír, por ejemplo, con las miradas que echan Buddy y Nick a Naomi, cuya llegada es una amenaza para sus respectivos matrimonios. ¿Sugiere que los hombres somos fáciles de leer? ¿Más que las mujeres?

Desde luego, esos dos personajes son fáciles de leer. Quizá todo se deba a que tengo perspectiva sobre las actitudes de los hombres. Sé quiénes son. Es de donde vengo.

De todos modos, tampoco convierte a la mujer en un simple enigma glamuroso. Las oímos tratando de explicarse a sí mismas y teniendo conversaciones entre ellas que no tratan solo sobre tíos.

Es mi esperanza: darles una vida creíble. Diría que en cada película he aprendido a hacerlo mejor. Y me ha ayudado contar con buenas actrices, capaces de enriquecer a sus personajes de forma natural en el instante en que estamos filmando.