EL ANFITEATRO

Verdi baja, Puccini sube

'Nessun dorma' sustituye a 'Va pensiero' en la campaña electoral italiana

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Rosa Massagué

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¡Pobres compositores cuya música sirve tanto para un barrido como para un fregado! En tiempos en que el vociferante y grosero Umberto Bossi encabezaba la xenófoba Liga Norte, en todos los mítines de la formación que entonces quería la independencia de una inventada Padania, sonaba ‘Va pensiero’, el coro que Giuseppe Verdi compuso para ‘Nabucco’. Ahora, con un líder más elocuente pero igualmente racista como es Matteo Salvini al frente del partido que ya no quiere la secesión sino gobernar en toda Italia, la música ha cambiado. Lo que ha sonado durante la campaña liguista para las elecciones legislativas de este domingo 4 de marzo es ‘Nessun dorma”, el aria para tenor de ‘Turandot, de Giacomo Puccini, que concluye con el celebérrimo ‘Vincerò’. La Liga ha invocado así una victoria que muchos le auguran superando al incombustible Silvio Berlusconi.

A buen seguro Verdi se revolvería en su tumba cada vez que unos separatistas entonaban ‘Va pensiero’ habiendo sido una de las figuras públicas del Risorgimento, el movimiento político y cultural decimonónico que aspiraba a la unificación de Italia. Archisabida es la aparición en Milán y Venecia de pintadas que rezaban ‘Viva VERDI’. Además de festejar al músico, se leían como un acrónimo de ‘Viva Vittorio Emanuele Re D’Italia’. Eran pintadas contra el dominio austriaco en el norte y a favor de una Italia unida bajo la dinastía de los Saboya.

Lo que hizo la Liga con ‘Va pensiero’ fue apropiarse de algo que los italianos consideran su auténtico himno nacional y lo prefieren al oficial, a ‘Fratelli d’Italia’, título que en una apropiación espuria más, da nombre a otro partido que compite con la Liga a ver quién suelta más disparates y mentiras contra la inmigración o las vacunas, los temas que han dominado la campaña electoral.

Si Verdi había manifestado abiertamente su pensamiento político, Puccini se lo guardaba. Era lo que se llama una persona de orden alineada con la derecha, pero nunca se comprometió. Vivió en unos años llenos de graves acontecimientos, desde la aventura colonial en África, la primera guerra mundial, la lucha en la calle entre derecha e izquierda, y el ascenso del fascismo.

En su correspondencia privada aparece varias veces la necesidad en su opinión de “un hombre fuerte” que luego identificó con Benito Mussolini, pero sin ningún tipo de militancia. Tenía el carnet honorífico del Partido Nacional Fascista que le había sido concedido como personalidad, no porque lo hubiera solicitado y, a título también honorífico como había ocurrido con Verdi, fue nombrado senador de por vida, pero falleció poco después.

Es bien curiosa la utilización de la música según los vaivenes políticos. En tiempos de Palmiro Togliatti, el líder del PCI que era el mayor partido comunista en Europa occidental después de la segunda guerra mundial, la música de Puccini recibía el calificativo de “decadente”. Sin embargo, a finales de los años 60 del pasado siglo, cuando este partido ganó las elecciones municipales en Viareggio, la ciudad a la que pertenece la pucciniana Torre del Lago, descubrió que el teórico comunista Antonio Gramsci, en sus ‘Cartas desde la cárcel’, había calificado de “nacional-popular” la música de autores como Verdi, Mascagni y el propio Puccini. Este ‘descubrimiento’ empujó a las autoridades a relanzar con éxito el festival de Torre del Lago dedicado al compositor.

Eso, vaivenes.  

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