CRÍTICA DE CINE

'The party': cuestión de ideologías

Sally Potter tira con bala. Le podría haber salido por la culata, pero consigue un filme vitriólico

Estrenos de la semana. Tráiler de 'The party ' (2017)

Tráiler de 'The party ' (2017) / periodico

Quim Casas

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La realizadora británica Sally Potter había hecho varias películas en los 70 y 80 sin que nadie se percatara de ello. 'Orlando', de 1992, particular reinterpretación de la novela de Virginia Wolf que también lanzó a la fama a la ambigua Tilda Swinton, la convirtió en una de las directoras a seguir. Pero sus títulos posteriores ('La lección de tango', 'Vidas furtivas', 'Yes') no estuvieron a la altura. Y el prestigio se diluyó.

Ahora, con 'The party', recupera parte de su esplendor perdido. Funciona bien en su traslación de una situación dramática a la comedia negra pasando, y no de puntillas, por la crítica a la burguesía progresista, al feminismo, la familia, el capital o el Brexit. Es como si Potter estuviera un poco hastiada de todo, pero en vez de lamentarse, organiza un festival de giros narrativos y situaciones divertidas.

Todo ello en apretados 71 minutos, un metraje inaudito en los tiempos que corren, donde cualquier historia necesita de casi dos horas para expresarse. Y en blanco y negro, que tampoco es muy comercial. Y con actores excelentes de los que habitan la segunda línea, fuera de los focos del 'star system': Kristin Scott Thomas, Patricia Clarkson, Emily Mortimer, Timothy Spall, Cillian Murphy o el veterano Bruno Ganz.

Es una comedia sobre las ideologías, o de que manera estas se han pervertido o se utilizan impunemente. Una fiesta para celebrar el nombramiento de la anfitriona como ministra de Sanidad, y un grupo heterogéneo de cínicos, cocainómanos, borrachos y sumisos. Potter tira con bala. Le podría haber salido por la culata, pero consigue un filme vitriólico.