La familia mantendrá la propiedad y será clave en el nuevo Chillida Leku

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Ana Burgueño

Chillida Leku reabrirá al público en el segundo semestre de 2018. El acuerdo con la galería suiza Hauser & Wirth hará posible que vuelva a funcionar como un museo, cuya propiedad mantendrá la familia, que seguirá teniendo un papel clave en la toma de decisiones.

Ha sido finalmente una entidad privada la salvadora de este espacio situado en Hernani (Gipuzkoa), que cerró por la imposibilidad de los Chillida de sostenerlo por sus propios medios y que buscó en las instituciones vascas una entente para lograr su viabilidad económica con una gestión compartida.

Desde su cierre el 31 de diciembre de 2010, los herederos del artista celebraron innumerables conversaciones y exploraron diversas fórmulas para encontrar una salida al problema, que en algunos momentos llegó a verse cerca.

La solución se rastreó primero durante la etapa del Gobierno del socialista Patxi López. Se planteó a la consejera de Cultura, Blanca Urgell, la compra-venta del museo, pero ésta rechazó una operación de este tipo en plena crisis económica.

Con el Ejecutivo del PNV y el inicio de la recuperación económica las conversaciones empezaron a apuntar mejor, hasta el punto de que el viceconsejero de Cultura, Joxean Muñoz, llegó a asegurar que las negociaciones para reabrir Chillida Leku con una fórmula de intervención pública estaban en el "sprint final".

Esto ocurría en julio de 2016 y, solo tres días después, la Diputación de Gipuzkoa anunció que no participaría en la compra del museo, ya que la aportación de 50 millones de euros que se le demandaba resultaba "imposible de asumir". El descuelgue del Gobierno Vasco llegó después al no poder hacerse cargo del proyecto en solitario.

Los Chillida comunicaron entonces que daban por cerrada "cualquier posibilidad de acuerdo futuro".

Este último año ha sido probablemente en el que Chillida Leku ha estado mucho menos presente en los medios de comunicación, pero en el que han fructificado las negociaciones -si no secretas muy discretas- de la familia del escultor con la prestigiosa galería de Zurich, que tiene también centros en Nueva York, Los Ángeles, Londres, el condado de Somerset, en Inglaterra y en Gstaad (Suiza).

La alianza la hizo pública ayer Houser & Wirth mediante un comunicado en el que hablaba también en nombre de los herederos del creador. Luis Chillida, director del museo, señalaba en esa nota que el propósito de los ocho hijos del artista ha sido siempre "salvaguardar" el legado de su padre.

No se han precisado aún los detalles del acuerdo, pero sí que el "enfoque orientado a la familia" ha sido fundamental para que ésta se decidiera por la galería suiza, que vela también por el patrimonio de artistas como Louise Bourgeois, Philip Guston, Allan Kaprow, Dieter Roth y Eva Hesse.

Hauser & Wirth desarrollará "un modelo nuevo y sostenible" para Chillida Leku, que incluye la apertura del museo para exponer la obra de otros grandes artistas que ayude a contextualizar la del propio Chillida.

La galería ha asegurado que las obras de la colección de Chillida Leku continuarán como "una unidad" en su espacio natural, el caserío Zabalaga de Hernani y las campas que lo rodean, el lugar que el escultor soñó para unas piezas que desde 2011 solo pueden ser contempladas si se solicita cita previa.

Más de siete años son muchos para interrumpir un sueño, pero a Eduardo Chillida, fallecido en 2002, quizá no le habría importado demasiado si la de 2018 llega a ser la apertura definitiva.

El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, y el consejero vasco de Cultura, Bingen Zupiria, han expresado hoy su satisfacción por esta noticia.

También lo ha hecho el diputado foral de Cultura, el socialista Denis Itxaso, crítico en su día con la decisión de la Diputación, y quien ha destacado que Chillida Leku constituye un "patrimonio cultural y turístico de primera magnitud que nunca debió desaprovecharse".