ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

La heroína y el monstruo

Nacho Vigalondo y Anne Hathaway brindan en 'Colossal' una explosiva metáfora de la necesidad del empoderamiento femenino

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BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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Nacho Vigalondo siempre ha sido una rara avis en el cine español. Su talento nunca ha llegado a encajar del todo bien en el seno de nuestra industria, quizá porque su espíritu resulta demasiado anárquico y libre. Todas sus películas tienen un punto de genialidad, de atrevimiento kamikaze, aunque a menudo se le ha acusado de no saber encauzar de manera adecuada las ideas brillantes y originales que todos le reconocen. Hasta que 'Colossal' ha llegado para poner las cosas en su sitio.

La película pasó por el pasado Festival de San Sebastián, donde se presentó fuera de concurso, y ha tenido primero que estrenarse y <strong>recibir un amplio reconocimiento en EEUU</strong> (y prácticamente en casi todo el mundo) hasta que alguien se ha atrevido meses después a rescatarla para su distribución española. Y eso que está protagonizada por Anne Hathaway, Jason Sudeikis, Dan Stevens… y un monstruo gigante. ¿Se puede pedir más? Seguramente no, pero, repetimos, Nacho Vigalondo, afortunadamente, sigue siendo una rara avis en el cine español.

Todas sus películas utilizan la ciencia ficción para, a través de sus códigos, lanzar metáforas en torno al mundo en el que vivimos. Los viajes en el tiempo de 'Cronocrímenes', los marcianos de 'Extraterrestre' o el monstruo de Colossal no son sino meras excusas para hablar de los demonios internos que anidan en sus personajes. Seres perdidos e inadaptados que no logran encontrar su lugar en el mundo y que se hallan sumidos en el más profundo desconcierto.

AMÉRICA PROFUNDA

De esa forma descubrimos a Gloria (Anne Hathaway), una treintañera que pasa las noches y los días en continuas fiestas en las que se refugia en litros de alcohol, seguramente para no enfrentarse al hecho de que no sabe qué hacer con su vida. Su desorden vital terminará afectando a su relación de pareja y, tras la ruptura, regresará al pueblo de su infancia (atención al magnífico retrato que hace Vigalondo de la América profunda, a su cerrazón y apatía), del que prácticamente no tiene recuerdos. Allí volverá a entablar contacto con un antiguo amigo de colegio, Oscar (Jason Sudeikis), que intentará poco a poco llevársela a su terreno ejerciendo sobre ella un malsano vínculo de naturaleza enfermiza.

Vigalondo juega con los géneros para construir una película que se reinventa a cada paso, que nos conduce por el retrato del vacío generacional al 'kaiju' con monstruos gigantes que asolan Corea para, en el fondo, construir una brillante y reveladora metáfora en torno a la tiranía masculina y a la necesidad del empoderamiento femenino.

CONTRA EL HETEROPATRIARCADO

Seguramente Anne Hathaway no era consciente de que se iba a topar con el personaje más apasionante y complejo de su carrera. La actriz aborda su papel con multitud de matices, aportando vulnerabilidad y desconcierto primero, para poco a poco ir revelándose contra el sometimiento y la hegemonía del heteropatriarcado hasta transformarse en una heroína de nuestro tiempo, independiente, fuerte y libre, capaz de enfrentarse a sus fantasmas para tomar las riendas de su vida.

A Nacho Vigalondo nunca le ha interesado ser un director de trazos apolíneos. Sus ideas brotan de forma salvaje y explosiva para hablar del caos y la confusión que anida en nuestro tiempo. Por eso la realidad se pliega y se distorsiona en sus películas, hasta el punto de no saber muy bien si ocurren o no en una dimensión paralela. 'Colossal' es un homenaje a la forma en la que construimos nuestros sueños en la infancia y terminan por convertirse en pesadilla al alcanzar la edad adulta. Un caramelo envenenado en el que los juguetes que formaron parte de nuestra educación sentimental se vuelven contra nosotros mismos para obligarnos a deshacernos definitivamente de ellos. Para comenzar a ser adultos y por fin crecer.