Promulgan enmienda constitucional que legaliza una fiesta taurina en Brasil
El Congreso brasileño promulgó hoy una enmienda constitucional que legaliza la "vaquejada", una fiesta taurina muy arraigada en algunas regiones del país, en la que jinetes agarran a los toros por el rabo para derribarlos y que la Corte Suprema había prohibido en un estado por ser inconstitucional.
La enmienda constitucional número 96, aprobada en dos votaciones en el Senado y en una en la Cámara de Diputados, fue promulgada en una sesión solemne y conjunta en la sede del Congreso en Brasilia encabezada por los presidentes de ambas cámaras, el senador Eunicio Oliveira y el diputado Rodrigo Maia.
La enmienda agrega un párrafo al artículo 225 de la Constitución brasileña para determinar que las prácticas deportivas que utilizan animales no pueden ser consideradas como crueles por ser manifestaciones culturales.
La alteración de la Constitución fue impulsada por asociaciones de ganaderos y vaqueros que vienen protestando desde que el Supremo Tribunal Federal (STF) prohibió la "vaquejada" en el estado de Ceará (nordeste) por considerarla inconstitucional y una práctica cruel con los animales.
Tras la decisión de la máxima corte, la Fiscalía presentó nuevas demandas para que la fiesta taurina fuese prohibida en otros estados de Brasil en que es tradicional, pero el tribunal no llegó a pronunciarse sobre los mismos.
Pero en noviembre tanto la Cámara Baja como el Senado aprobaron aceleradamente un proyecto de ley, ya sancionado por el presidente Michel Temer, que considera la vaquejada y otras fiestas taurinas como manifestaciones culturales y patrimonios inmateriales de Brasil.
La enmienda constitucional, por lo mismo, deja sin efectos la sentencia de octubre pasado por la que el STF prohibió la vaquejada en Ceará por considerar que viola los principios constitucionales que obligan al Estado a preservar la fauna, a garantizar un ambiente equilibrado y, especialmente, a evitar el tratamiento innecesario o cruel a los animales.
Las "vaquejadas", cuyo origen se remonta al siglo XVII, son una competición en la que una pareja de vaqueros montados a caballo intenta atrapar por el rabo a un toro con la intención de derribarlo y tumbarlo patas arriba en un espacio delimitado por dos líneas.
La Asociación Brasileña de Vaqueros (Abvaq) asegura que esta fiesta da empleo a unas 70.000 personas en todo el país.
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